lunes, 19 de abril de 2010

mis primeras poesías

RECOPILACIÓN DE MIS PRIMERAS POESÍAS
EL HOGAR EN QUE NACÍ
Yo nací en un hogar fuera de serie
Fuera de tiempo y fuera de costumbre
Mi padre ausente de actitud distante
Un hombre de gran mundo, resentido
Acarreando las penas de la infancia
Y la ausencia de amor que había tenido.
Y una mujer atenta y cariñosa
Que mantuvo el calor y la esperanza.
Amplios de mente y sin falsos pudores
Papá y mamá, personas de avanzada
No comprendieron nunca los prejuicios
De aquella sociedad tan atrasada.
Para las mentes fatuas fue locura
La forma de vivir de mis mayores
A menudo había música y guitarras
Que brotaban de todos los balcones.
Licor, declamación de poesía
Baile flamenco, castañuelas, danza
Aquella era reunión de algarabía
Que terminaba hasta la madrugada.
Luego papá regresaba a su montaña
Por unos pocos días, con gran premura.
A la rutina, al árbol, a la brisa
A encontrar otra vez la paz del alma
Y a reanudar el esfuerzo de su vida.
Otra vez ella y yo, solas y tristes Continuábamos siendo compañeras
Ella volcó en mi vida su dulzura, Me enseñó a ser feliz a su manera.
























Su vida y su ilusión, fue la montaña.
Fue caminante de todos los senderos
Volando al cielo como lo hace el ave
A los pies del creador, dejó sus miedos.





CASA DE MUJERES
Solo mujeres siempre, la casa de mujeres
La madre, la sirviente, la tía conflictiva
Y una niña pequeña, y siempre temerosa
Tratando en vano de comprender la vida.
Un mundo de mujeres,
De mujeres celosas, de mujeres heridas
Una mujer enferma que enfermaba los días
Y una mujer muy débil y muy comprometida
Para romper los lazos que arruinaron su vida.
Como un ave de paso y sólo por momentos
Aparecía el padre, fugaz y descontento
Quería en su hogar dulzura. Quería intimidad
Compartir con la esposa y la hija, nada más.
Perdida la esperanza de un nuevo comenzar
Se alejaba de nuevo, cada día más y más…
La niña desgranaba de noche su tristeza
Abrazada a su almohada se ponía a llorar.






















MISA DE PRIMER VIERNES
La enorme nave lúgubre, alumbrada con velas
Aquella gran Iglesia repleta a reventar
Misa de Primer viernes, de seis de la mañana
Todo el mundo en ayunas se apresta a Comulgar.
Te siento arrodillada a mi par, en la banca
Desgranando oraciones, enseñándome a orar
A orar con tus palabras, a cantar tus canciones
Guiando siempre mis pasos, enseñándome a andar.
El ayuno obligado, el frío de la mañana
El Cuadro de las Ánimas que está junto al Altar
El órgano severo, con sus acordes graves,
Todo eso me asustaba y me hacía desmayar.
Pero siempre a mi lado, en el reclinatorio
Las manos frías y bellas, prestas a consolar
Oh sombra bendecida de todos mis recuerdos
Oh sombra bienhechora, oh mi ángel tutelar!
Oh madre generosa de la entrega constante
Tu ausencia no es ausencia,
Porque en ningún momento
Te he llegado a olvidar.





EL REGRESO
Los trinos de esas aves en bandada
A mi memoria traen anhelos viejos
Un despuntar de tiernas alboradas
En la penumbra gris de mis recuerdos.

Una cinta volando en la tormenta
Un chispazo de luz fosforescente
Un rayo atravesando aquellas nubes
Las nubes negras que mi siguen siempre.

Tuve miedo al amor, amor adulto
Amor de los postreros años viejos
Tuve miedo de ser de nuevo presa
De la madeja oscura del deseo.

Dejé el nido perfecto de esos brazos
En los que se espantaban mis temores
La cálida tibieza del regazo
Que siempre perdonaba mis errores.

Y partí rauda cual si fuera fácil
Abandonar un nido bien amado
Y partí pretendiendo fortaleza
Sin tenerte conmigo, aquí, a mi lado.

Hoy he vuelto a buscarte, me haces falta
Deseo tenerte cerca, no te vayas
Necesito sentirte aquí de nuevo
Es dulce comprender que me extrañabas…
Es tan breve la vida, y es vacía
Si no tienes un alma que comparte
El temor, la desdicha o la alegría
En las postreras horas de la tarde.

EL ENGAÑO
Desilusión, dolor y desencanto
Un aletear de pájaros extraños
Sentirme prisionera en una trampa
Tejida por mis manos.
Crédula como niña adolescente
Me vi atrapada por mis propias redes
Sin contar la experiencia de una vida
¡Así somos de ingenuas las mujeres!
Me equivoqué creyendo que la vida
Podía recomenzar de otra manera
Cuando el camino fue ya recorrido
Y nunca volverá la primavera.
Como en caleidoscopio prodigioso
Miro pasar la vida que he vivido
Los seres tan cercanos que me amaron
Y el hogar que me fuera tan querido.
Hay un tibio descanso al recordar
La niñez tan lejana y diferente
Con aquel ángel que me enseñó a orar
Y me enseñó también a ser valiente.
Aquellos ojos verdes, transparentes
Semejantes al mar
Aquellas manos suaves y tan frías
Que me brindaban paz.
Llegó la juventud, tan alocada,
Mi pasión por la vida, la ilusión de bailar,
Los retos, los romances, los estudios
Y el miedo a fracasar.
Conocí al hombre bondadoso y puro
Que colmó mis anhelos más sentidos
Que me dio su respaldo y su ternura
Que fue mi amigo y compartió conmigo.
Floreció nuestro jardín con seis capullos
Que dieron forma a todos mis anhelos
Seis motivos de todos mis orgullos
Y seis motivos para mis desvelos.
Pero el tiempo pasó, llegó el invierno
Sin advertir llegó la soledad
Aquel varón que me brindara todo
Partió a la Eternidad.
Volví a ser la niña temerosa
Enfrentada la cruel adversidad
Una caña azotada por el viento
Una gota., temblando en el cristal.
Sumergida en vacío y en tinieblas
Sin un Puerto seguro al que llegar
Sin Norte y sin timón, buscaba a ciegas
Una salida para mi soledad.
Me refugié en los brazos de mis hijos
Reviví en cada nieto que nacía
Recogí la cosecha de cariño
De mis amores de toda la vida.
La música, los libros, la poesía
Llenaron los espacios de mis días
Y comprendí al final que no estoy sola
Que Dios está muy cerca de mi vida.

RIMAS A LA NATURALEZA
En la selva majestuosa, de susurros y destellos
Llena de parajes bellos y de rutilante paz,
Entre la espesa floresta, y las raíces añosas
Revuelan las mariposas tal belleza a contemplar.
Perfumando los senderos las orquídeas se estremecen
Y en altas ramas se mecen sus corolas de cristal.
Bordeando los senderos, los juncos unen sus tallos
Y muy lejanos los gallos se disponen a cantar.
Mientras abajo las ranas disfrutan de su croar.
Gorjean las aves ocultas que descansan en sus nidos
Y se escuchan los chillidos
De seres de la Creación,
Los que tienen en la selva
El hogar de su existencia,
Y la dicha de ser libres
Bajo los rayos del sol.
Entre las rocas el yurro
Se desliza rumoroso
Corriendo hacia el caudaloso
Río que ha de llevarle al mar.
Las hormiguitas arrieras,
Las serpientes coloridas
Los lobos en sus guaridas
Y la taltuza en su hueco, Dan un testimonio cierto
De la grandeza de Dios.


VISITANDO TORTUGUERO
Incrédulos mis ojos descubrieron
La majestuosa catedral antigua
Tan vieja para el mundo, y sin embargo
Nueva para los ojos que la miran-

Sobre un espejo de fulgores negros
Surge el follaje de la nave arbórea
En gótico esplendor las altas cúpulas
Las columnas fantásticas y enormes.

Urdimbre tejida en el sendero
Con hojas, lianas, palmas y bejucos
La claridad se cuela en el silencio
En comunión de sombras y de luces.

Aguas calmas. Espejos siderales
Reflejando la luz del universo,
Y solamente el canto de las aves
Interrumpiendo a veces el silencio.

Reptan creaturas sobre las lianas
Enormes piedras llenas de tortugas,
Árboles milenarios cubiertos de maleza
Y en las ramas se mueven las orugas.

Lenta va, navegando, la piragua
Nubes de mariposas, insectos y gusanos
Amenizan con cantos gregorianos
La virginal quietud de los arcanos.
Paraje bello en singular despliegue
La prístina belleza de tu Entorno.
Solaza el alma y nos regala paz.
Regalo formidable de la patria .
Que refleja de Dios la majestad.

MAR
Oh inmenso mar, espejo de la luna
Soberano señor de los arcanos
Amante de las costas y ensenadas
Que acaricias sutil entre tus manos.
Esas aguas azules y vibrantes
Que mansas parecieran de repente
Enfurecen de pronto y se levantan
Coronando de lágrimas tu frente.
Eterna fuente de agua embravecida
De cuya vibración nació la vida.
Olor acre a metales corroídos
En semen de natura convertidos.
En la profundidad de tus cavernas,
Pobladas de gigantes y de peces
Jardines de coral tejen tus sueños
De estrellas y medusas transparentes.
El pobre corazón del ser humano
Se llena de sentires encontrados
Temblando de terror en las tormentas
Se siente por tu furia amenazado.
Y ese humano, a pesar de su arrogancia
Al mirar tu grandeza se deslumbra
Frente a tu señorío y a tu belleza
Humilde se retira en la penumbra.
Eres prisionero eterno de esas rocas y corales
Del profundo acantilado en que tu cauce está preso
Prisionero de la playa a la que tus olas bañan
Prisionero para siempre, ese es tu destino crue.
Si te golpea el latigazo de la terrible tormenta
Y se levantan tus olas
Que ha batido el temporal
La angustiosa realidad
Es, que aunque tu fuerza es mucha
Es muy desigual la lucha
Y a cambio de eso tu estás, prisionero entre las rocas.

Provocas en los humanos
Sentimientos encontrados.
Temor, cuando amenazados
Esperan lluvia y ciclón
Admiración y temblor
Al contemplar tu belleza
Rey de la naturaleza,

martes, 13 de abril de 2010

CONFETIS Y SERPENTINAS

“CONFETIS Y SERPENTINAS”


Los Versitos de Abuelita



Autora: Copi Salazar Castro







Contenido

1. LOS PROBLEMAS DE MAMÁ 4
2. MARIQUITA 6
3. UNA FIESTA EN EL MAR 7
4. EL MONITO CARIBLANCO 9
5. TRANSFORMACIÓN 11
6. LOS JUEGOS DE MI ABUELITA 14
7. VIAJANDO EN EL TREN 22
8. EL CALLEJÓN 26
9. UNA FIESTA EN EL MAR 27
10. EL MONITO CARIBLANCO 30
11. MININO ASESINO 31
12. LA INTRUSA 33
13. LA FUENTE DE MI JARDÍN 34
14. LAS ARDILLAS 36
15. LA REUNIÓN DE LOS VECINOS 37
16. AVISPITA PICA PICA 40
17. PAJARITOS CANCIONEROS 42
18. EL CARACOL 44
19. MAMITA TORTUGA 46
20. EL GALLITO VALENTÓN 48
21.. EL PINGÜINO 50
22. RATONCITO RASPA RASPA 52
23. RICITOS 54
24. LA GATA MILÚ 57
25. QUINCE DE SETIEMBRE 60
26. APRENDIENDO LOS NÚMEROS 62
27. LA PINTORA DE MI HOGAR 64
28. APRENDIENDO LAS LETRAS 68
29. EL NIÑO Y EL RUISEÑOR 70
30. EL GNOMO DE LA PRIMAVERA TICA 78
1. LOS PROBLEMAS DE MAMÁ
Tiene doña cucaracha
Un gran problema pendiente
¡Se le escapó su muchacha
Con un nuevo pretendiente!

Su cucarachita linda,
La más hermosa del barrio
Su chiquita consentida,
La de sonrosados labios.

De cuerpo jacarandoso
Y caminar de princesa
La de los ardientes ojos
Y antenitas de cerveza.

Doña cucaracha llora
Por toditos los rincones
Y espera que la chiquilla
No tenga desilusiones.

¡Ya regresará la ingrata
Con sus antenitas gachas,
Y va a arrepentirse pronto
¡Qué locas son las muchachas!

Es que no escuchan consejos
Es que no aceptan reproches
Por eso lo ignoran todo
Y se escapan por las noches.

Lo que dice la mamá
No les importa un pepino
Fácilmente se inclinan
A equivocar el camino.

Volverá llorando a casa
Arrastrando su alerón,
Las cucarachita ingrata
Que partió mi corazón.

2. MARIQUITA

Debajo de una piedra
A orillas del riachuelo
Está la mariquita
Tratando de alzar vuelo.

La oruga, perezosa,
No la deja pasar
La pobre Mariquita
Siente enorme pesar.

Que venga ya el abejón
Que es un juez muy justiciero
Si le manda un pisotón
La remontará hasta el cielo.


La oruga no se movía
Tenía muchísimo sueño
Por eso no se corría
Ni meneaba el esqueleto.

“Que se retire la oruga”
Dictaminó el abejón,
No puede pasar la gente
Con ella en el callejón.

3. UNA FIESTA EN EL MAR

Caminando por la playa
Yo me encontré a un caracol
Que se pasaba las noches
Cantando en el malecón.

Llevaba a cuestas su casa
Desordenadas las faldas
Un corbatín de colores
Y una guitarra a la espalda.

Las almejas aplaudían
Con sus conchas separadas,
Clap, clap, sonaban sus tapas
Repitiendo la tonada.

El caballito de mar
Galopaba entre las rocas
Y las estrellas marinas
Jugueteaban con las focas.

Los corales, tan altivos,
Tan elegantes y rojos
Coqueteaban con las algas
Y les guiñaban los ojos.

Y las esponjas marinas
Todas suaves y flexibles,
Serpenteaban vanidosas
Sus cuerpecitos de mimbre

Era todo un festarrón
Aquella boîte de la playa
Tocaba el pulpo el trombón
Y el tiburón la guitarra.

Las tortugas, castañuelas,
El caimán con la marimba
El calamar toca el piano
Y toca el violín la anguila.

Yo me sentí muy dichosa
Ante tanta maravilla
Tanta fiesta, tanto canto
En el mar de mentirillas.

Y les pedí por favor
Que me inviten a la fiesta
Porque yo quiero bailar
Al ritmo de tal orquesta!!!
4. EL MONITO CARIBLANCO
El monito cariblanco
Le dijo así a su mamá:
“Si mis amigos me llaman
Me iré con ellos al bar”

Mamita le suplicaba:
Monito, no seas tan terco
Tú eres un monito bueno
Yo sé lo que te aconsejo.

En el bar no hay cosas ricas
Ni comidita sabrosa
Sólo te darán bebidas
Y de comer, cualquier cosa.

Ven mejor, conmigo, a casa
Te daré ricos bananos
Mucho maní, muchos cocos,
Y guayabas sin gusanos.

Además tengo un columpio
Para que hagas tus cabriolas,
Te sostienes con las manos
Y te empujas con la cola.

En el árbol de mi casa
Una cunita te espera
Con parales de biscocho
Y de cobija una estera.


Sigue siendo un niño bueno
Sigue contando conmigo
Pero aprende de una vez
A escoger a tus amigos…



5. TRANSFORMACIÓN

Un triste gusanito quejumbroso
Arrastraba su vientre a ras del suelo
Soñando con llegar a ser famoso
Y saborear la dulce miel del éxito.

Pero era tan humilde su presencia
Insignificante, desteñida y poca cosa
Que solamente durante aquellos sueños
Su alma sencilla se juzgaba hermosa.

Encogido esperaba el infeliz,
A que el destino cambiara su suerte,
Cuando una tela oscura le cubrió,
Alrededor del cuerpo y de la mente.





Le cubrieron ropajes de crisálida
Y quedó preso en esa tela blanca
En tules transparentes le arroparon
Con hilos de algodones y de paja.
Esperó resignado el desenlace
De aquella nueva prueba presentida,
No tenía libertad para moverse,
Estaba solo pero tenía vida.

Pasaron las semanas, él dormía
Un sueño que era loca pesadilla
Sin aire puro, sin la luz del sol
Ansiaba descubrir una salida.

Un día se despertó, entumecido
Sintió ceder los hilos que le ataban,
Forcejeó con valor sobre ese saco
Que aprisionada le tuviera el alma.

Descubrió una salida en el capullo
Se replegó con ansia contenida
Y rompió con valor las ligaduras
Saliendo de la trampa hacia la vida.



Al mirar su figura reflejada
En una gota de cristal prendida
Ya no era un gusanillo entumecido
Irradiaba belleza y energía.

Se miró transformado en mariposa
Con los colores bellos de la tarde,
Era libre, orgulloso y apreciado
Todos le miran viendo su donaire.



En la vida sucede muchas veces
Que de sórdido gusano despreciado
Las circunstancias vienen y convierten
En mariposa bella al ignorado.


No existe nada como un día tras otro
En la vida esos cambios acontecen
No existe ley que ofrezca garantía
Para tener el éxito por siempre.

Paciencia y humildad son las virtudes
Que más premia el Señor en sus criaturas
Hay muchos que se vuelven mariposas
Y algunos que retornan en orugas.



6. LOS JUEGOS DE MI ABUELITA

La abuelita conversaba con sus nietos más pequeños
Y trataba de explicarles acerca de lo vivido
¿Cómo era en aquellos días, mientras ella fue una niña?
Cuando la gente vivía de manera tan distinta.

En una época lejana, cuando ni radio tenían
No existía televisión, se bañan en agua fría
Caminan a todas partes, se montan en el tranvía
Y se acuestan a las cinco, a dormir en pleno día.

¡Que sí! Porfiaba la abuela, mi infancia fue divertida
Fui una niña muy feliz con las cosas que tenía,
Fui siempre muy consentida, no me castigaban nunca
Jugábamos en la calle, sin problema ni trifulca.

¿De qué jugabas, abuela, si ni había televisión?
¿Cómo llenabas las horas, no era mucha aburrición?
Si no tenían el Nintendo, juegos de computadora,
Ni Barbies, ni el dragón Barnie, ni siquiera Bob esponja?

Te voy a llevar mi niña, de la mano hasta mi espejo
Para atravesar el tiempo y mostrarte mis momentos
Te llevaré caminando por la orilla del armario,

Pasaremos los linderos de las lámparas de mármol.
Tenía una luna preciosa, el espejo de la abuela
Con su maco de caoba tallado, y cerrojo de hierro.
Con una llave redonda, llenita de recovecos
Al darle vuelta al cerrojo ¡Florecieron los recuerdos!
Abuela y nietas cayeron dando vueltas y más vueltas
Por un túnel formidable, lleno de abrazos y besos De chocolate caliente, de bizcochitos de queso
Torrejas con miel de tapa, y emocionantes recuerdos.
Llegamos al fondo, veo una fila de muñecos
Unas muñecas de trapo con trenzas de medias viejas
Otras muñequitas negras con turbante en la cabeza
Vestidas con encajitos, y sentadas a la mesa.


Allá, soldados de plomo, con uniforme y con quepis
Maromeros de madera, carretas con bueyes viejos
Con orejitas de cuero y colita de coleto.
Chócolas, botones negros, yoyos, trompos de madera
Que fabricaba el abuelo para los varones tiernos.



Cromos de tonos brillantes, yaxes con bola de yeso,
Bebitos de celuloide pintadas boca y cabello,
Muñecas de porcelana, cuerpo de tela cubierto
Cocinitas de latón, con trastecitos adentro.

Teníamos también las bolas, y cuerdas para brincar
Libros llenos de muñecas que se podían recortar
Con trajecitos preciosos, hasta sombreros traían,
Mamá me las recortaba y luego yo las vestía.

Acércate mi nietita, juguemos a “las tinajas”,
Sentaditas en el suelo nos ponemos de cuclillas
Alrededor de la fuente, yo te levanto del brazo
Y te voy a balancear, para que otra niña llegue
Porque ella te va a comprar.

Juguemos a “las estatuas”, cuidado la que se mueva
Yo te jalo de la mano, y vos caes en una pose
Para no moverte más, La que se mantenga quieta
Será la que va a ganar.

Mejor de cuartel Inglés, será mi equipo el que pierda
Si tú corres más que yo, cuando la mano te extienda
¡Hay qué cansancio abuelita! sólo te gusta correr!
Mejor vamos a la tele, hay tantísimo que ver!

Solo un rato más Eugenia, esto sí te va a gustar
Juguemos “la huerfanita” que perdió a padre y a madre
Y la echarán a la calle a llorar su desventura, y cantamos:
“Cuando yo tenía a mis padres, me vestían de oro y plata,
Ahora que no los tengo, me visten de pura lata.”
¡Hay qué juego tan horrible, qué canto más espantoso!
No me parece que a nadie le pueda gustar el tema.
Dijo mi Eu disgustada, no Yaya, ya no juguemos,
¡Me tenés desesperada!

Tenés razón nietecita, son cosas de tiempos idos
De otra gente, de otro mundo, ya tristemente perdido.
Acércate mi chiquita, pregunta
¿De donde Vienen? Venimos de nueva York,
¿Qué oficio traen? Contesta “ya lo verán”,
Ycon mímica los niños el oficio explicarán.
Si los demás lo descubren, los ganadores serán.

Ven acá José Guillermo, juguemos juntos “seguido”
Que se salgan los que pierdan
Uno inventa las monadas, los demás imitarán,
Y los que salen del juego, Una prenda rendirán.
Que les será descontada, con el castigo al final.


Luis Fernando, ven conmigo, acércate ahora a mí
Porque “vamos a la huerta, la del Toro Toro Gil”,
“A ver a doña Ana comiendo perejil
Doña Ana no está aquí, anda en su vergel,
Abriendo la rosa y cerrando el clavel”

Allí corren hacia el centro apartándose otra vez.
También al ratón con queso, alrededor de una ronda
Corre una niña tras otra, y los demás muy atentos
Mirando detrás de quien quedó el nudo del pañuelo.
Si la alcanzan, ella pierde, y si nó, juega de nuevo.

Y pregunta María Lidia: Y el juego de la sortija
¿Cómo se jugaba abuela? ¿Querés jugar la sortija?
Sentaditos en el suelo. Que reparta María Laura,
Manos cerradas al frente, A quien le tocó?
Adivina Fernando, si se equivoca
Deberá dar una prenda para descontar después.
¡Qué piden por esta prenda? ( y la tienes escondida)
Que cante, que baile, que, se arrodille frente a ella
Y se le declare a Inés. Que le de un beso en la boca
Al través del vidrio aquel.
Acércate María Lidia, a jugar suiza en la calle,
Chilillo nos van a dar, o brinquemos la rayuela
Con una tiza en el suelo la podrías pintar,
Para saltarla de nuevo cuando debamos entrar



¿Y con bola no jugaban? Con bola? Ya van a ver
Ven mi Luisito conmigo, ahora te toca correr
Oba, sin mover, con la derecha, con la izquierda,
Para el frente y al revés. Otras veces era el Can,
Y pases peleados otras

Entretanto los varones se escapaban a las pozas.
¿Y no eran agotadores esos juegos tan movidos?
Abuelita, me imagino que terminaban rendidos.
Rendidos pero felices, llenos de vida y de sol
Con aire puro en el cuerpo y mejillas de arrebol.
Y en las noches abuelita ¿qué hacían para divertirse?
Sin una compu, ni tele, deberían de aburrirse.

Por las noches fue la radio nuestra “Caja de Pandora”
El Príncipe Oshima a veces, si no El Mago de la Luna
Radio teatro, Juan Tenorio, Cuentos de mi tía Panchita
Los versos de Rafael Pombo, como el de la viejecita.

De día jugar en la calle, casi no había peligro
Bicicletas en el parque, patines en las acercas,
Mamá y papá dando Suiza de una banqueta a la otra,
Y algunos niños pequeños que jugaban con sus bolas

No había ladrones entonces, ni se cerraban las puertas,
La ciudad era tranquila, marchábamos a la escuela.
Un par de zapatos negros que duraba todo el año
Una falda con dos blusas, nadie lo juzgaba extraño.


Pero dime abuela Yaya ¿cuales marcas se usaban?
¿Y a Disneylandia no iban? ¿Ni a patinar en el hielo?
No conocíamos más marca que la que mamá compró
Ir en tren a Puntarenas, y entonces Sanseacabó.





Y los zapatos de tenis, y los jeans, y los leotardos?
No había aeróbicos entonces? No practicaban deportes?
¿El deporte? Caminar cuatro veces al colegio
Todos a pie, llueva o truene. ¿Y si llueve?

Si llueve, la frotación con aguarrás y periódico
Los zapatos en el horno. ¿Y si estabas indispuesta?
Un purgante de castor, que te embutían por la boca Colocándote un tapón

Nadie enseñaba las piernas, y menos el bustamento
Panza afuera ¿Ni pensarlo! Ni aretes en el ombligo
Eso para las artistas que trabajan en el circo.
Aún así fuimos felices, porque fueron otros tiempos

Tomándolas de la mano, llevó la abuela a sus nietos
Para subir aquel túnel y recomenzar la vuelta
Tratando de acomodarse a una nueva actualidad,
Pidió a los nietos ayuda, para ver la realidad.


Aprendió computación, con mucha dificultad
Pero en el aprendizaje puso una gran voluntad,
También aprendió, luchando, y propuesta a responder
A manejar el BH, teléfono celular, disco compacto y casete.



Hay que vivir con los tiempos, viva la tecnología
Compartir con estos niños que son toda mi alegría
¡Bienvenido el Nuevo Siglo con su realidad virtual,
Hologramas, rayos láser, y tanta barbaridad!
Pude vivir los extremos, sin dejar de disfrutar.
De la carreta al Sputnic, y de la opereta al rap,
De la olla de carne a los combos,
¡Qué bueno poder cambiar!


7. VIAJANDO EN EL TREN

Chucu, chucu, chucu, chu
Pui, Pui, chucu, chucu, chu,
Las volutas de vapor
Brotan de la chimenea
Y con ritmo de tambor
Los coches se bambolean.

Sobre líneas y durmientes
Mientras cruza la montaña,
Las selvas y las praderas
Atravesando la pampa.

Chucu, chucu, chucu, chu,
Pui, Pui suena la bocina.
El tren desfila imponente
Subiendo por la colina.

Salió del túnel oscuro
Cruzó el puente sobre el río,
Le rodean rocas enormes
Y es muy profundo el vacío.

Las vacas y los caballos
Se ven como de juguete
Tan rápido van los carros
Que no parecen moverse

Las casas y los jardines
Miro pasar presurosos
Da la impresión que el paisaje
Es quien viaja, no el coloso.

¡Qué lindo viajar en tren
Refrescarse en el pasillo,
Y subirse en el andén
Para observar el camino.

Yo quiero viajar en tren
Mamita, es tan divertido
! Atravesar las montañas,
Los potreros y los ríos!

Chucu, chucu, chucu, chu
Cómo suena de bonito
Va despertando poblados
Con lo alegre de su grito.

8. EL CALLEJÓN
Debajo de una piedra
A orillas del riachuelo
Está la mariquita
Tratando de alzar vuelo.

La oruga, perezosa,
No la deja pasar
La pobre Mariquita
Por ella siente pesar.

Que venga ya el abejón
Que es un juez muy justiciero
Si le manda un pisotón
La remontará hasta el cielo.

La oruga no se movía
Tenía muchísimo sueño
Por eso no se corría
Ni meneaba el esqueleto.
“Que se retire la oruga”
Dictaminó el abejón,
No puede pasar la gente
Si ella está en el callejón.

9. UNA FIESTA EN El MAR
Caminando por la playa
Yo me encontré a un caracol
Que se pasaba las noches
Cantando en el malecón.
Llevaba a cuestas su casa.

Desordenadas las faldas
Un corbatín de colores
Y una guitarra a la espalda.

Las almejas aplaudían
Con sus conchas separadas,
Clap, clap, sonaban sus tapas
Repitiendo la tonada.

El caballito de mar
Galopaba entre las rocas
Y las estrellas marinas
Jugueteaban con las focas.

Los corales, tan altivos,
Tan elegantes y rojos
Coqueteaban con las algas
Y les guiñaban los ojos.


Y las esponjas marinas
Todas suaves y flexibles,
Serpenteaban vanidosas
Sus cuerpecitos de mimbre

Era todo un festarrón
Aquella boîte de la playa
Tocaba el pulpo el trombón
Y el tiburón la guitarra.

Las tortugas, castañuelas,
El caimán con la marimba
El calamar toca el piano
Y suena el violín la anguila.


Yo me sentí muy dichosa
Ante tanta maravilla
Tanta fiesta, tanto canto
En el mar de mentirillas.

Y les pedí por favor
Que me inviten a la fiesta
Porque yo quiero bailar
Con el ritmo de su orquesta!!!
10. EL MONITO CARIBLANCO


El monito cariblanco, le dijo así a su mamá:
“Si mis amigos me llaman, me iré con ellos al bar”
Mamita le suplicaba: Monito, no seas tan terco
Tú eres un monito bueno, Yo sé lo que te aconsejo.

En el bar no hay cosas ricas, ni comidita sabrosa,
Sólo te darán bebidas y de comer, cualquier cosa.
Ven mejor, conmigo, a casa, te daré ricos bananos
Mucho maní, muchos cocos y guayabas sin gusanos.

Además tengo un columpio, para que hagas tus cabriolas,
Te sostenés con las manos y te empujas con la cola.
En el árbol de mi casa, una cunita te espera
Con parales de biscocho y de cobija una estera.

Sigue siendo un niño bueno, sigues contando conmigo
Pero aprenderás al fin, a conocer tus amigos…

11. MININO ASESINO


Minino, mirrau, minino el hermoso
Se arregla, se peina, y bosteza goloso
Se chupa el bigote, entrecierra los ojos
Sueña con tragarse mi pescado rojo.

¡Si sale mi amita, subiré al sillón
Y de un solo trago me lo como yo!
El pobre pescado está temeroso
¡Qué malo mirringo, es tan horroroso!
De solo mirarle me siento morir
Y no sé en qué forma podría yo huir,
De mi pecerita no puedo salir
¡Qué va a sucederme? Yo quiero vivir!


El ratón Ulises, que habita el salón,
Es un ratón viejo de buen corazón,
Saliendo del hueco donde está su casa
Dispuesto a salvarle le aconseja calma.

¿Qué calma tendrías, mi viejo ratón
Si te vieras preso en mi situación?
¡Calma ratoncito! todo pasará
Ese gato malo no lo logrará.
El ratón corriendo atraviesa el cuarto
Y el gato furioso tiene un arrebato,


Mientras el amigo distrajo al felino
El buen pececito se quedó tranquilo.


Minino enojado persiguió al ratón
Olvidando entonces su cruel intención,
Ulises, el sabio, regresó a su nido
Piensa el pececito: “Hoy mismo he nacido”.

12. LA INTRUSA
En el nidito caliente que le tejió su mamá
Estaba la pajarita ajena de todo mal
Dormitando entre cobijas y soñando son volar.

Pero en eso, una taltuza, que es maldita y pendenciera
Se subió sobre una tuza
Para usarla de escalera ,
Para llegar al nidito, donde pajarita sueña.


“Yo creo que mamá pájara, comida salió a buscar
Es el momento preciso para que yo pueda entrar
Y tendré carnita suave a la hora de almorzar.”
Muy cerca, doña lechuza, se había puesto a observar
Molesta con la ladina que destruiría aquel hogar.
Entonces gritó muy alto, a lo que le dio el pulmón
Alertando a mamá pájara, que enseguida regresó.


¡Maldita taltuza vieja! ¿Querías matar a mi niña?
Ahora voy a perseguirte hasta llegar a tu esquina.
Me la pagarás, bandida, te daré una gran paliza
Y picaré a tus hijitos para borrar tu sonrisa.

Y volviéndose a su niña, le dijo así, sin tardar:
Qué susto mi pajarita, ¡Casi te pierde mamá!
Si doña lechuza calla, se habría acabado mi hogar.
Nada mejor en la vida, que tener buenos amigos,
Vecinos que colaboren para cuidar nuestros hijos.


13. LA FUENTE DE MI JARDÍN

En la fuente cantarina
Con chorritos de cristal
Las gotitas azulinas,
Reflejan la luz divina
De un lindo cielo estival.

Avecitas vuelan raudas
Y se deshacen en trinos
Y el aroma de las flores,
De muchos, muchos colores
Va perfumando el camino.

A ese lugar de mi encanto,
De perfumado candor
Llegó Gloriana, mi nieta,
La niñita de mi amor.

Y jugó con las gotitas,
Mitigando su calor.

Hizo un bello ramillete,
Con margaritas y calas,
Y vio lindas mariposas
Que desplegaban sus alas.

Allí conoció a Niní,
La avispita bailarina
Y al gusanito Julián,
Verde, y con antenas finas.

También conoció a Pancracio
El abejón vagabundo
Y a la hormiguita Dominga
Que picaba a todo el mundo.

Vio las ninfas de las flores
Asomarse entre el verdor
Y a los elfos delgaditos
Transpirando de calor.
Gloriana encontró belleza
En el jardín de la fuente
Encontró muchos amigos
¡Y toda muy buena gente!

14. LAS ARDILLAS



Hay en el árbol frondoso, un nido grande de ardillas
Cafecitas y veloces, graciosas y consentidas.
Estas ardillas vivaces de destellantes ojitos
Que brillan en el ramaje cual carbones encendidos.

Se suben pronto a las ramas, revoleando las colas
Como banderas al viento, como plumas voladoras.
Llevan entre sus manitas, un puñado de semillas
Las tiene para el invierno, guardadas en la buhardilla.

Tienen llena la alacena con almendras y con nueces,
Porque en época de frío, la comida no aparece.
En un hoyito del árbol hicieron su apartamento
El dormitorio, la sala, y un calentador con heno
Para mantener caliente la cuna de los pequeños.

Son tan lindas las ardillas, tan ágiles y vivaces,
Se les inflan las mejillas cuando mastican voraces.
Sus mandíbulas no cesan, sólo roer y roer
Y corretear por las ramas, para frutos recoger.

Son como ninfas graciosas, un adorno del vergel.
A esas creaturas inquietas, mirarlas es un placer.

15. LA REUNIÓN DE LOS VECINOS

En el bosque se han reunido
Dispuestos a discutir
Los vecinos de la aldea
Que así no pueden seguir.

Doña zorra es la abogada
Que dirigirá el debate
Pero está desesperada
Escuchando disparates.

Resulta que las gallinas
Ponen su queja formal
De que el gallo no las deja
Ni siquiera cacarear.

El gallo entre tanto dice
Que está aburrido y molesto
Porque apenas se despierta
Ellas le hacen malos gestos.


Por otra parte las ranas
No terminan de croar
Porque dicen que las aguas
Les llegan sucias no más.
Resulta que los coyotes
Se bañan en la montaña
Y esas aguas asquerosas
Deberán beber las ranas.

Por otra parte el pizote
Alega por sus derechos
Si a él le gusta vivir sólo
¡Que el mono se vaya lejos!

Mientras tanto el mono dice
Que esa, es la selva de todos,
Si a él le gusta columpiarse
Lo va a hacer, de cualquier modo.

Si al pizote le incomoda Que se busque otra guarida
El árbol en que se esconde
Es en donde el mono anida.

Por otro lado las garzas
Graciosas y distinguidas,
Se han hecho dueñas del lago
Y de sus aguas dormidas.

Entonces los pececitos
Que viven en ese lago
Ya no logran ni moverse
Pues la garza se los traga.

Las temibles anacondas
Ya no pueden enroscarse
Porque de todos los troncos
Se han apropiado las aves.

Los zorrillos tan hediondos
Están tristes y llorando
Porque todos sus vecinos
Les huyen como a los diablos.

Y los vecinos del barrio
Se defienden explicando
Que el zorrillo es tan hediondo
Que no pueden soportarlo.

El tigre amarillo y negro
Está desaparecido
Ya no sale de su cueva
¡Hay tanto espacio perdido!


Ante tanta discusión
La zorra lava sus manos
¡Los animales se portan
Como si fuesen humanos!
AVISPITA PICA PICA
Bzz, bzz, bzz, suena en el patio
Un zumbido musical
Son las avispas doradas
Fabricando su panal.

Tienen su reina escogida
Tienen zánganos dispuestos
Y las pobres esclavitas
Que trabajan todo el tiempo.

Ellas viven sumergidas
En su constante bregar
Jamás toman un descanso
Ni dejan de trabajar.

Cuando alguno se interpone
Entre su vida ordenada
Ellas salen de la casa
Y se lanzan de picada.

Pican duro las bandidas
Hasta que levantan roncha
Pero es su primer deber
Proteger a la colonia.

Cuando encuentres un panal
No se te ocurra golpearlo
Porque entonces si verás
Lo terrible de afrontarlo.

Ellas se lanzan con fuerza
Con sus espadas desnudas,
Y clavan sus aguijones
Picando sin mayor duda.

Cuando eso te suceda
Verás lo que te decía
Vale más andar de lejos
Y no parase a la orilla.

16. PAJARITOS CANCIONEROS

En el jardín de mi casa
Hay un árbol de romero
Con hojitas lanceoladas
Que perfuman el sendero.

En las ramas primorosas
De ese arbusto tan pequeño
Tienen su nido unas aves
Que cantan en el invierno.

Son avecillas preciosas,
Del color del firmamento
Sus piquitos amarillos
Sus colitas de luceros.

Son el papá y la mamá
Cuidando siempre a sus tiernos
Que esperan en el piquito,
Recibir el alimento.

Mamá pajarita cuida
A los bebés más pequeños
Mientras papi vuela y vuela
Hasta encontrar bastimento.

Nacieron lo más horribles
(¡Unos huesitos con pelos!)
Pero van creciendo hermosos
Como flores de cafeto.

Jamás vi nada tan bello
Como el amor maternal
Que reciben los pequeños
Mientras no saben volar.

Todos los padres del mundo
Sin excepción ni distingo
Deberíamos aprender
De esos padres, pajaritos.

17. EL CARACOL



Caracol, caracolito
Tan pequeño y resbaloso
Que te entierras en la arena
Y sales por cualquier hoyo.

Tu caparazón de concha
Es duro, a prueba de esfuerzo
Pero tu cuerpo es apenas
Un puñito de pellejos.

Tienes unas antenitas
Para adivinar lo que hay
Cuando sales de repente
Y no alcanzas a mirar.
e metes al mar profundo
Y no sientes ningún miedo,
Entre la arena te hundes
Para descansar tus huesos.

Yo no sé qué sentirás
Cuando una ola te envuelve
Posiblemente será
Para ti, sólo un juguete.

Siendo tú tan pequeñito
Aparentemente débil
Demuestras ser muy valiente
Cuando en el mar te sumerges.

Juegas con las caracolas
Y los caballos de mar
Te entusiasmas con las olas
Y disfrutas de nadar.

Tan distinto a otras especies
Dejas tu casa olvidada
Y cambias de residencia
En todas las temporadas.

Residencias olvidadas,
Que yo recojo en la playa
Junto con otras conchitas
Que la playa me regala.






18. MAMITA TORTUGA

Iba mamita tortuga
Caminando siempre lenta
A la escuela de sus niños
Que esperaban la merienda.

En la canasta llevaba
Unos ricos caramelos
Biscochos de levadura
Y un refresquito de afrecho.

Al pasar por la calleja,
Halló un charco embarrialado
La pobre mamá tortuga
Se volcó, y quedó de lado.

Fueron pasando las horas
Y nadie vino a salvarla
La pobrecita tortuga
Se estaba desesperando.

¡Qué le pasará a mamita?
Preguntaban sus hijitos
Ella es siempre tan cumplida,
Nunca nos deja solitos.

Por suerte doña lechuza
Escuchó los comentarios
Y se fue por el camino
A buscar, entre los palos.

Le dieron pena los niños
Y fue a buscar a su amiga
Y la encontró boca arriba
Pataleando entre aquel barro.

Trajo una rama muy larga
Para que se diera vuelta
Y se apoyó en una piedra
Hasta que logró volverla.

Hay gracias, dijo tortuga
¡Qué amiga tengo tan buena!
Acompáñeme al colegio
Y la invitaré a una cena.


19. EL GALLITO VALENTÓN

Se llamaba Juan sin Miedo
Aquel gallito caliente
Y proclamaba a los viento
Que era un gallo muy valiente.

Aunque apenas levantaba
Un palmo desde la tierra
Él se sentía tan enorme
Como un carruaje de guerra.

Mamá gallina sentía
Un gran temor por su niño
Porque era necio, orgulloso,
Pendenciero y consentido.

Cuando sale el sol radiante
Y el gallo papá lo anuncia,
Juancillo se mete en medio
Sus alaridos asustan.

Él quiere ser el más grande
Quiere ser gallo de patio
Tener poder sobre todos
Y pavonearse cantando.

Papá es un gallo paciente
Pero ya lo tiene frito,
Ese pollito insolente
Que se pasa el día en un grito.

La señora del corral
Está pensando engordarlo
Y venderlo en la ciudad
Como gallo é campanario.

También puede suceder
Que engorde lo suficiente
Para que venga algún cliente
Y lo use para el tamal.





20. EL PINGÜINO

Preso en su blanco castillo
Rodeado de montes blancos
Entre destellos de luna
Y parpadear de relámpagos.




Habita el señor pingüino
Señor de tierras del ártico
Un señor de horca y cuchillo
Entre terrenos nevados.

Tan sereno y elegante
Siempre viste de etiqueta
Traje entero negro y serio
Corbatín y servilleta.

El ave camina lento
Balanceándose al andar
Sus patas anchas y planas
No le dejan resbalar.

Detrás viene, balanceándose
La señora pingüinita
Y mas atrás los pequeños
Que le siguen de cerquita.
La familita completa
Vive rodeada de nieve
Dichosos, porque tendrán,
Montones de helados, siempre.
21. RATONCITO RASPA RASPA

De un hoyito de la sala
La esquina tras el sillón,
Sale corriendo un bichito
Gris, con ojos de carbón.

Es gracioso y rapidito
Tiene una cola muy larga
Unas orejas rosadas,
Y bigotes en la cara.

Mamá le tiene pavor
Y grita sobre una silla
Cuando el pequeño ratón
Se asoma por la cortina.

Es un bello animalito
Tan pequeño y tan vivaz,
Él se oculta rapidito
Y no se deja cazar.

Compraron un aparato
Para pescar al ratón
Pero él se ha comido el queso
Y corriendo se escapó.
Van a traer una gata
Para que venga a cazarlo
Yo le he pedido a papá
Que no la deje matarlo.
Un animal tan gracioso
No debe ser perseguido
Es tan cómico y precioso
Que hasta famoso se hizo.

Y si nó dígame usted
¿No es, el Mickey Mouse famoso?
Ningún otro animalito
Podría ser tan exitoso.

22. RICITOS

El conejito ricitos
Es muy juguetón y listo.
Él se divierte solito
Dando brincos y más brincos.

Se come lo que se encuentra,
Sea lechuga o zanahoria,
Las plantas de los jardines
Y las flores de achicoria.
Todito lo que descubre,
Se lo lleva hasta la boca.

La señora de la hacienda
Está molesta y cansada,
No hay forma de que el conejo
Aprenda a respetar nada.

Cierto que está muy bonito
Pero es también muy molesto
Habrá que ponerle freno
Y castigarlo por eso.


Le construyó un encierrito
Una barrera cerrada,
Con hileras de ladrillo
Con cemento reforzada.

Pero el maldito conejo
Valiéndose de las patas
Pudo perforar un túnel
Y salir bajo la barda.

Desesperada la dama,
Mandó traer a un cazador
Para que él le disparara
Al conejo destructor.

Se había comido los muebles,
Los colchones, los zapatos
Los juguetes de los niños
Y el cajón de los helados.

Al llegar el cazador
La dama lo contrató
Pero cuando lo vio cerca
La señora reaccionó.


No, yo no puedo matarlo,
Pobrecito mi conejo
Será mejor soportarlo
¡Y que se muera de viejo!

23. LA GATA MILÚ
Marcia Isabel, la mayor, De ojitos de caramelo
Irenita la segunda Con boquita de ciruelo.


Y Elenita la tercera,
Dulce y tibia como el sol
Son las tres niñas preciosas
Que nos regaló el Señor.

,Las pequeñas consentidas,
Más vivas y más graciosas
Las criaturitas hermosas
Con que Dios nos obsequió.

Ellas nacieron las últimas
Dentro de todos mis nietos
Y han sido para mi vida
Una nueva bendición.

Tienen una compañera
Que las cuida y las protege
Una gata sandunguera
Que sobre un sillón se duerme.

Milú es una señorona
Que no se asusta con nada,
Poco falta para que hable
Porque todo lo señala.Cuando quiere entrar en casa
Se sube por la ventana
Y tocando con las uñas
Logra que alguno le abra.
Pero si es que está adentro
Y lo que quiere es salir,
Arañando así la puerta
Nos obliga a ir a abrir.

Milú tiene su cama
Muy cerca del comedor Pero si pasa a la sala
Se acuesta sobre el sillón.

Y no importa si hay visitas,
Ella pasa por encima
Se acuesta entre dos personas.
Y se vuelve panza arriba. Como una dueña de casa
Que se encuentra en su derecho
Milú se estira y se encoje,
Restregándose en el lecho.



24. QUINCE DE SETIEMBRE

Es quince de setiembre, hoy cumple años la patria
Esta patria pequeña que nos viera nacer,
La patria generosa que nos brinda el sustento
Dándonos el tesoro de su feraz vergel.

En su celeste eterno de límpida pureza
Vibrante de luceros, refulgente de sol
Rojos atardeceres que pintan la maleza
Como enormes panales reventando de miel.

Hoy cumple años la patria, la madre de los sueños
Hoy pide de sus hijos, nobleza y honradez.
Trabajo, estudio, esfuerzo, por sacarla adelanteNo servirse de ella ni ensuciarla al caer.

Los nobles labradores que formaron la patria
Los hombres de respeto que nos vieron nacer
Esperan que los hijos que heredamos su esfuerzo
Devuelvan a esta patria su orgullo y altivez.

Es quince de setiembre, cumple años Costa Rica
Su historia es de derecho, justicia y equidad
Por verla siempre libre, orgullosa y estricta
Muchos hombres murieron, protegiendo su paz.

Si el mundo de hoy en día ha perdido valores,
Si lo que importa ahora es solo poseer
Rescatemos al menos a nuestra Costa Rica
Tan pobre y tan honrada, como lo fuera ayer.

Es quince de setiembre, escuelas y colegios
Lucen sus uniformes de gala y esplendor
Charreteras doradas, botas y banderines
Pabellón del Colegio, lo llevan con honor.

Esta forma tan nuestra de celebrar el día
Retrata sentimientos y formas de pensar
Desfilan los pequeños, faroles y banderas
Carrozas campesinas y bandas de percal.

No queremos soldados, no los necesitamos
Tampoco tener armas, no nos gusta matar
Hemos sido tan libres sosteniendo el orgullo
De ser en toda América, el ejemplo de Paz.

25. APRENDIENDO LOS NÚMEROS



Qué lindo es conocer los números ahora,
Ya no estoy confundido cuando debo contar
Si me dan un billete, conozco cuanto vale
Ya sé cuál es el vuelto que me tiene que dar.

No uso ya mis dedos, a veces necesarios
Pero se me terminan cuando llego hasta diez,
Ya no los necesito, conozco los valores
Me los sé de memoria, y los recitaré.

El UNO es el primero, con él todo comienza,
El DOS es el segundo, junta uno con uno
El TRES sigue a los otros, es un número impar
Y luego sigue el CUATRO, que es dos y otros dos más.

El que sigue es el CINCO, se suman dos más tres
El SEIS viene seguido, es dos, mas dos, mas dos,
El SIETE es tres más cuatro, ese es también impar
Los días de la semana, y celebra el Sabbat.

El OCHO es un biscocho de cuatro y cuatro más
El NUEVE es cinco y cuatro para poder llegar,
Al DIEZ que es la decena, de cinco y cinco más
Como los diez deditos que tengo que lavar.

¡Qué lindos son los números! los estoy aprendiendo
Porque es muy importante el sumar y el restar
Aunque hay calculadoras para hacerlo más fácil
Con mi propio talento las puedo superar.

Aprenderé el teléfono de abuela y la maestra,
Aprenderé las fechas que deba recordar
Aprenderé los precios de juguetes que quiero
Me encanta saber números, me ayudan a pensar.

Cuando venga a la escuela el vendedor de frutas
Podré pagar la cuenta sin temor a fallar
Ya no puede engañarme un niño ni un adulto
Ya conozco los números, ahora sé calcular.


26. LA PINTORA DE MI CASA

Una figura preciosa, Con andares de princesa
Una niña tan hermosa, Como una tarde de fiesta.

Así es Mónica mi nieta, Toda vida y alegría
Arriesgada y atrevida, Inteligente y sencilla.

Entre tantas nietecitas Con que me premió el Señor
Tengo un ramo de azucenas De hermosura y de candor.
Unas que ya son señoras, Señoritas otras más
Y estas niñas pequeñitas Que han alegrado mi hogar.

Amante de animalitos, Moma tiene ese problema
Le encantan los bicharachos,No hay forma de que les tema.

Pertenece a un club de amigos, Protector de los insectos
Y con ellos va de gira, A coleccionar sin tedio,
Alimañas terroríficas,
Que a su abuela causan miedo.

Ama también a los perros, Quiere comprárselos todos
Aunque en su casa ya hay cuatro, A ella le parecen pocos.

Entró a clase de pintura, Y participa en eventos
En más de una exposición Ha presentado sus lienzos.

Tiene apenas nueve añitos. Mi encantadora muñeca,
No le fascina la escuela, Aunque sus notas son buenas.

Ama a su madre y su padre, Con el amor más intenso
Quisiera que para siempre. Pudiese dormir con ellos.

Hermana de las mejores, Es la líder de sus primas
Víctima de tanto amor. Unas veces se respinga.

Cuando el ratón de los dientes. Le ha dejado un dinerito
Si no le parece justo, Ella le deja un escrito.

De esta forma sucedió,Con el último regalo
El ratón dejó mil pesos, Debajo de su almohada.

Pero a Mónica aquel pago, No le pareció sencillo
Porque no era un simple diente, Era más bien un colmillo.

Entonces, cuando el ratón, Volvió a pasar por allí
Ella le dejó una carta, En que se expresaba así:

“Esto está mal mi señor. Le dejó a mi compañera
Mil colones por un diente, Lo mío un colmillo fue
Usted debe un remanente”, ¿Es que me he portado mal?
¡Respóndame por favor! Porque un ratón de los dientes
Debería ser un señor!

27. APRENDIENDO LAS LETRAS

A la escuela machamos con gran expectación
Somos niños pequeños ansiosos de aprender
Venimos de la casa temblando de emoción
Por los conocimientos que nos harán crecer.

Eso de las letritas, que dice la maestra
Que son tan importantes para el diario vivir,
Tomemos un cuaderno, el lápiz y el tintero
Dispongamos entonces aprender a escribir.

La primera letrita es la A de amarillo
La segunda letrita es la B de balcón
La tercera es la C de cama y de cepillo
Y poniéndole una H se escribe chaparrón.

Luego sigue la D de dedo y de delito,
La E de ensortijado, la E de ensoñación
La F de famoso, F de favorito
La G de gato Félix, G de generación.

Y con la H muda, termina la lección.
Mañana habrá repaso leyendo el pizarrón.
¡Qué linda fue la clase! Mañana volveremos
¡Qué buena la maestra, cuanto nos enseñó!

Hagamos la tarea como mejor podamos
Con nuestra mejor letra y con dedicación
Que la maestra sepa que todos disfrutamos
Esta linda aventura de saber la lección.

Volveremos entonces a conocer más letras
Hasta que terminemos con el abecedario
Y cuando acabe el año habremos aprendido
Asuntos importantes y siempre necesarios.


28. EL NIÑO Y EL RUISEÑOR
Obra para teatro.
Personajes:
Narrador. La maestra.
Josecito, niño de seis años
Quincho: amigo y compañero de juegos, hijo del mandador
Mamá pájara, un niño pequeño. Pajarito, otro niño
.La rana, niña
Las mariposas. Otras niñas.
NARRADOR:
Josecito es un niño inquieto, imaginativo y juguetón, de grandes ojos negros bordeados de enormes pestañas, mejillas sonrosadas, cabello ensortijado. A sus escasos seis añitos tiene un corazón aventurero, no teme a nada, es amigo leal y ama a los animales casi igual que a sus amigos.
Vive en una hacienda cafetalera de la meseta central, lo que le ofrece libertad de movimientos. Sale a jugar desde muy temprano, sube sobre las carretas, con los peones y sus hijos, corretea por el gallinero a gallinas y patos.

Monta bien a caballo, conoce a todos en la hacienda, los vecinos le quieren y le cuidan, es un niño bueno. Quincho es su mejor amigo le aventaja en edad y en estatura, pero no en viveza y valentía. Quincho ya va a clases a la escuela del pueblo, cursa el Primer grado, y ya sabe leer.


Josecito: Hola Quincho ¿Quihubo? La mañana está linda, ¿Me acompañas al río a pescar olominas? traje unos tarritos porque ayer pasé por la quebrada y hay montones de renacuajos y cabezones.

Quincho: No José, ¿Cómo se te ocurre? Se te olvida que tengo que ir a la escuela, dejémoslo para más tarde, después de que yo haga la tarea ¡Y no se te ocurra ir solo! es muy peligroso.
José: bueno, ni modo! Veré en qué me entretengo. Es que ¡Estoy tan aburrido!

Narrador: Entrando por el sendero que atraviesa los sembrados, Josecito va cantando persiguiendo mariposas, con la bolsa de red que el tío le regalara. Como es un niño tan bueno, clasifica las mariposas, las dibuja y después las deja libres, las mariposas lo quieren porque él es un buen amigo.

José: ¡Qué mariposa tan chiva!, esa si que no la tengo, es dorada con celeste, como un girasol en vuelo, voy a dejarla volar y la quiero registrar, porque después no me acuerdo!

Narrador:
José sacó de su bolsa, lápices y una libreta, midió a la mariposita, y dibujó su contorno, apuntando en la libreta los colores de su adorno. La voy a llamar Lucía, como se llama mi tía.

José: ¡Qué buen palo de jocotes, son jocotes tronadores, voy a treparme en el palo para apear algunos de ellos! Hay mi Dios! no me di cuenta de que hay un gran avispero, las avispas están dundas, mejor me bajo hasta el suelo! Me conseguí un palo grande, para apear otros jocotes, me atarugué con la fruta, y me manché la camisa, tendré que acercarme al río para lavarla de prisa, mi mamá se enojará si la mancho de amarillo, porque me tiene advertido de no ensuciarme el vestido.
Pero qué torpe he sido, no me fijé en ese nido, y lo boté sin querer, y ahora ese pajarito no sabe qué puede hacer! está piando sin cesar, seguro muy asustado, voy a agacharme de nuevo y ponerlo a buen recaudo, colocándolo en el nido donde lo dejó mamá. Miro tres huevitos nuevos, que están dentro del nidito, los pongo con gran cuidado, tratando de no apretar, porque la mano de un niño, podría hacerles un mal.

Narrador: Sin estar consciente de ello, el niño corrió hacia el río, olvidando por completo, el consejo de su amigo.

Mamá pájara furiosa:
Pipiripiau niño malo, botaste mi lindo nido, por no fijarte en las cosas, y ser poco precavido, sólo haces tu voluntad, y has hecho daño a mis niños, pero yo te picaré hasta dejarte dolido.
José: Mil perdones pajarita, no tuve mala intensión, solamente soy un niño y tengo buen corazón, cuando golpeé tu nidito para apear unos jocotes, miré solo aquella fruta y no reparé en los bordes. Pero ya levanté el nido y lo puse en esa rama, y a tus preciosos hijitos no les ha pasado nada.
Pajarito bebé:
Pío, pío, pío, pío, no estés molesta mamá
El niño tiene razón me levantó con cariño
Y en el nido me posó, hoy yo quiero ser su amigo
Él fue quien que me socorrió, quiero cantar en su oído
La canción del ruiseñor.
Mamá pájara:
Está bien, todo olvidado
Ten cuidado en adelante
Puedes hacer mucho daño
Al no medir lo que haces.
Josecito:
¡Qué gran susto me pegaste!
Amiguito ruiseñor.
Por suerte que no llegaste
A sufrir algo peor.
Seguiré por el sendero,
Buscando tréboles rojos
Y buscando gusanitos,
Abejones y gorgojos.

Allá viene doña rana,
Corriendo para saber
Por qué me grita su mama
Y de qué hablamos los tres.

Doña Rana:
Buenas, amiguito José,Qué dichosos son mis ojos
Hace días que no llegabas
A embarrialarte en los pozos.
Josecito:
Doña rana, gusto en verla,
Estoy temblando del susto
Por apear unos jocotes
Hice un movimiento brusco,
Un nido se cayó al suelo
A un pajarito boté,
Deberé tener cuidado
Para no meter los pies.
Por allá viene corriendo
Nuestra amiga lagartija,
Se salió de su camino
Y se coló en la rendija.
Doña Lagartija, (con acento mexicano)
Híjole mi Josecito,
Tanto tiempo e no verte
Te encuentro muy repuestillo,
Espero que tengas suerte!
¿Y por qué viniste sólo,
No vino Quincho con vos?
¡Para subirse a los Palos,
Nadie como ustedes dos
:
Josécito:
Quincho hoy está en la escuela,
No pudo venir conmigo
Pero yo estaba aburrido
Y me vine solo al río.
Lagartija:
No te acerques mucho al río
Puede ser muy peligroso
Hay un lagarto muy malo
Que está escondido en el pozo.
Josecito:
No, si no me pasa nada,
Voy a acercarme un poquito
Para lavar mi camisa,
Y pescar con el tarrito.
Narrador:
Acercándose a las piedras,
Para bajar hasta el río,
Perdió el niño el equilibrio
Y rodó por un desvío
Cayendo dentro del pozo
Con el lagarto dormido.
Sonó un rugido estridente,Cayeron piedras al río,
Y asomándose a la gruta,
Salió el lagarto temido.
Josecito:
Auxilio, auxilio, me mata,
Alguien que venga a ayudarme
¡Papá , mamá, Quincho amigo,
Alguno venga a sacarme!
Narrador:
En eso se oyó en el cielo,
El ruido de muchas alas,

El canto de un ruiseñor
Interrumpió la mañana.
Desde lo alto, en formación,
Bajó un regimiento de aves:
Colibríes, come maíces,
Viuditas, canarios finos
Palomas, doña lechuza,
De piuses una legión,
Se lanzaron a los ojos
Del miserable lagarto,
Que metiéndose en el pozo
Desapareció en el acto.
Josecito:
Mamá, papito, me ahogo,
Yo no sé nadar aquí,
El lagarto ya se ha ido
¡Pero yo voy a morir!
Las Mariposas:
Venimos a rescatarte
Porque eres nuestro amigo
Todas volamos unidas
Para venir a salvarte.
Nunca quisiste matarnos
Cuando entramos a tu red,
Ahora haremos una soga
Para sacarte con bien.
Unidas ala con ala,
Y todas entrelazadas,
Te rodearemos el tronco
Por debajo de tus brazos,
Para levantarte en peso
Y colocarte en el pasto.

Josecito:
Gracias, gracias pajaritos, y
Amiguitas mariposas
Por salvarme en este trance
En que me he visto metido
Por ser tan desobediente,
Y no atender los consejos
De papá y de mis amigos.
Aunque cometí el error
De venirme solo al río,
Prometo que, en adelante,
Voy a ser más comedido.
Perdonen papá y mamá
Haberles dado este susto
Desde hoy en adelante
Sólo haré lo que crea justo.




29. EL GNOMO DE LA PRIMAVERA TICA


Una obrita muy alegre, sobre nuestra primavera.
Personajes:
Gloriana, niñita de seis años
Abuela Yaya, viejecita amante de las flores.
Mariquita, un abejón.
Señor oruga: un gusano
El quetzal: ave muy bella.
La Rana Sultana: una rana muy señora.
El monito cariblanco, un monito muy travieso.
Los arbustos., varios niños
El gnomo de la primavera, un niño muy vacilón.
Narrador: una maestra.


Narrador:
Una mañana cualquiera, estaba la abuela Yaya
Lamentándose muy triste, sentada por el jardín,
Llamando a la primavera, que no quería venir.
Es que ya llegaba marzo, los palos estaban secos
Sus ramas botaban hojas, pero aún no florecían
Si la lluvia no llegara, en invierno morirían.
Abuela:
Qué pasa, Señor, qué pasa? Ya se termina febrero
Y mi montaña no viste con aquel ropaje espléndido
De las flores exquisitas que engalanan mi jardín,
Si no florecen mis árboles, preferiría morir.

Narrador:
Escuchándola escondida, entre los setos del parque,
Gloriana estaba tendida, sobre el césped del jardín
Escuchando a su abuelita, ella dispuso a partir.
Glory:
Pobrecita mi abuelita ¡Ella es tan buena conmigo!
Voy a ayudarle al instante, buscando a mi buen amigo
El duendecito del bosque, que vive dentro del parque
Y que conoce la forma, de acudir cuando le llamen.

Mi abuela se siente triste, porque el árbol no florece,
Puede ser que “El niño” venga, porque el árbol desfallece,
O pudiera ser también, obra de ese malhechor, el gran Brujo de la Tala,
La quema y la destrucción, que todo lo que se encuentra
Lo transforma en un carbón.

El secuestró a Malinchín, Espíritu de las flores,
Que es quien riega las semillas y protege los colores
Cuando se acaba el verano, y comienzan las lloviznas
Malinchín las distribuye, sobre todas las semillas.


Es el dueño de la vara, que indica la floración,
Pero ha sido secuestrado por ese brujo mayor.
Que aborrece a las viejitas que anhelan la floración.

Narrador:
La niña se fue internando entre los setos del parque
Atravesando macizos de rosas rojas y mate,
Las yerberas sacudían sus cabecitas nimbadas,
Y las violetas prudentes se escondían como enojadas.

El sol doraba el cabello, como otra distinta flor
Y la niña se reía entre los rallos del sol.
Atravesando el jardín caminó por el sendero
De las chinas y los lirios que florecieron primero.

Escuchó entonces las voces,
Que surgían entre las frondas
De todos los elfos verdes,
Que acariciaban las rosas.

Entre ellos descubrió
A su amiga Mariquita,
El abejoncito rojo,
Con puntos blancos encima,
Que a su llamada acudió.
Dispuesta siempre a seguirla.

Mariquita:
Cuidadito Gloriana, no me vayas a pisar,
Porque yo soy muy pequeña y puedes hacerme mal.
Aquí estoy, entre las piedras, dispuesta vengo a ayudarte
Voy a decirte el secreto, que el petirrojo me dio
Para encontrar a Malinche, a quien el ogro escondió.
Narrador:
Gloriana se bajó un poco, y fue entonces que la vio
Peleaba con don oruga quien con ella discutió:

Mariquita:
Córrase ya, don oruga, usted nos está estorbando
Tengo que pasar ligero, su abuela la está esperando.
Don Oruga:
Usted es la majadera, yo estoy con todo derecho
Esta es mi puerta de entrada, y con usted no me meto.
Gloriana:
No sea necio don oruga, lo vamos a incomodar
A mi abuela le precisa que yo regrese a mi hogar.
Estoy buscando a Malinche, con su vara de milagros
Para que llegue el invierno, y haya flores en los campos.
Mariquita:
Muchas gracias Glorianita, yo te voy a aconsejar
Voy a ponerle remedio a todo lo que está mal,
Más profundo en la montaña, cerca de la Cruz del Sur
Está la cueva del brujo, que está haciendo tanto daño.
Continúa por el sendero hasta el Rio de la Ilusión
A donde habitan los duendes, que salen bajo el cañón
Procurarás no dormirte, porque puede suceder,
Que te descubra el gran brujo, y tú no puedas volver.

Narrador:
Saliendo de aquel jardín, la niña fue a la montaña
Buscando la Cruz del Sur, en la ruta de las hadas.
Gloriana:
Ya me quiero regresar, al jardín de mi abuelita
Pero debo continuar como dijo Mariquita.
Ya no se ven las piedritas, ni las rosas, ni la fuente
Solo me queda el camino que me llevará hasta el duende.
Narrador:
Levantando la mirada, Gloriana miró algo bello
Algo que nunca miró, ni en el mejor de sus sueños.
Un pájaro muy hermoso, de tonos iridiscentes
En el penacho muy rojo, y con largas plumas verdes
De azulinas transparencias, reflejos de oro y rubí,
Con pinceles de oro y plata, y puntitos de carmín.
Un ave maravillosa que vino desde el edén
A visitar ese bosque donde habita nuestro bien.
Es el príncipe Quetzal, nuestra ave más vistosa,
Con un cuerpo pequeñito, y esa bellísima cola
Que sobresale del tronco, donde vive con su novia,
Adornando la montaña como un ramo de magnolias.
Cuando atraviesa las frondas reflejado por su sombra.
El quetzal:
Ven mi Gloriana hasta el bosque
Ven y alcánzame en mi vuelo
Persiguiendo mariposas,
Que se elevan hasta el cielo.
Yo te encamino hasta el río,
De las rocas alcalinas
Sigue mi vuelo, pequeña,
Igual que las golondrinas.
Narrador:
Después de varios minutos,
Gloriana encontró a una rana
Que saltó sobre el camino,
Y comunicó con gracia:
Doña Rana:
Croac, croac, niñita bella
Aquí estoy para guiarte,
Quiero que vayas solita
Hasta donde yo me pare.
Narrador:
Luego del largo camino,
Gloriana escuchó las aguas,
Y fue tanta su alegría,
Que la tradujo cantando.
En un árbol de guayabo
Vio la figura de un mono
Que le hizo carantoñas
Balanceándose en las ramas.

Monito Cariblanco:
Hola, amiguita Gloriana,
Ya los duendes me informaron
Acerca de tu misión,
Puedes sentirte aliviada
Porque el momento llegó.
Narrador.
Los ojitos de la niña, ya se le cerraban solos
Estaba tan agotada, porque no se dio reposo,
Las abejitas zumbaban muy cerca de sus oídos
El monito le impidió, que se quedase dormida.
Gloriana:
Gracias mi monito lindo, por no dejarme dormir
No debo cerrar los ojos, ya tenemos que salir
Llega marzo y mi abuelita hasta se quiere morir
Porque las flores no llegan a perfumar el país.

Narrador:
El mono cogió los remos y en el bote se montó
Acomodando a la niña, se dispuso a navegar
Atravesó la corriente llevándola sin tardar,
La niña le agradecía, por su buena voluntad.
Remontando la corriente, navegando y navegando
Habían subido y bajado, y estaban cerca del lago.
Llevaba una rama fuerte, que tía tortuga le dio
Para espantar a los bichos que venían desde el palmar
Y los árboles decían, con voz grave y cadenciosa
Animando a la chiquilla, que notaban temerosa:
Los árboles:
Avanza, chiquita hermosa, no tengas ningún temor
El ogro no te hará daño, porque te mueve el amor
En lo alto de la montaña, encontrarás una cueva
Y en la cueva hay una flor, y en la flor está la llave
Con que abrirás el portón, del castillo en el que habita,
El gran brujo de la tala, la Quema y la Destrucción.
Que tiene preso al gnomito que busca tu corazón.
Narrador:
Llegando junto a la cueva, la niña valientemente,
Avanzó hasta el portón, y buscó cerca del mismo
La flor que el árbol, nombró y de sus suaves pistilos
Tomó la llave descrita, el cerrojo se rompió.
Se escuchó un gran estallido, temblaron todas las rocas,
Se vio el cielo oscurecido Y el gnomo casi la toca.
Malinchín:
Gloriana, querida amiga, a ti te debo la vida
Gracias por haber venido a buscar esta guarida
Del brujo más pernicioso que tiene nuestro país
Es el que acaba con todas las cosechas de raíz.
Gloriana:
Corre pronto Malinchín, escapémonos de prisa
Porque ha llegado la hora De la Primavera Tica,
Mi abuelita nos espera, como toda Costa Rica.
Narrador:
Volando encima del bosque, el rey de los zopilotes
Lució su penacho rojo, destacando en el verdor
La gran ave de rapiña bajó al fondo de la cueva
Y subió sobre su espalda a la niña aventurera
A quien dejó suavemente, sobre el césped de la abuela.

A su paso por las nubes, iba Malinchín moviendo
Su varita de prodigios, sobre las rocas desiertas,
Y los árboles dichosos se coronaban de flores,
Vistiendo sus alegrías entre los brazos del viento.
Resplandeció la montaña, de rojos poros de fuego
Malinches rosa y violeta, llamas del bosque repletas,
Caña Fístula amarillas, sobre la alfombra morada
De las mil Santa Lucías que poblaban la alborada.
Abuela Yaya:
¡ Llegaste al fin mi muñeca, adonde andabas pequeña?
Me diste un enorme susto al no verte en la pradera.
Te busqué para contarte una noticia excelente,
ya llegó la primavera, la alegría de mucha gente.
Narrador: Glorianita emocionada, abrazándose a su abuela, se sintió feliz también, cuando la vio tan contenta.

Una excursión al sitio de las eternas aguas

UNA EXCURSIÓN AL SITIO DE LAS ETERNAS AGUAS
La clase entera estaba alborotada, los estudiantes de pie, algunos subidos sobre los pupitres, cambiaban de lugar con los demás compañeros, se arrebataban la palabra, gritando como enajenados. Había grupos en todos los rincones, el estruendo se escuchaba desde cualquier lugar del edificio del colegio, aquello parecía un avispero. “Hay que llevar un buen abrigo, maje, porque hace mucho frío, y un equipo de alpinismo bien riata, unos “cachos” especiales para el ascenso, un buen foco, y unos buenos “caballos” sleeping bag forrado, y mecates mi´ herma, muchas cuerdas, martillo y ganchos para clavar en las rocas del pico, sobre todo para subir al risco, en los mentados Crestones. Y un buen gorro, guevón, ojalá un capuchón que nos abrigue el cuello. Mi tamal ya lo subió, y dice que lo más chiva es el entrenamiento previo. No sea maje cabrón, no olviden llevar un buen reloj y un radio, un mapa para orientarse y una brújula, si vamos bien apertrechados será más fácil.” Claro, maje será “Pura vida”. De pronto se hizo el silencio. El profesor Marín entró a la clase y los muchachos se calmaron instantáneamente, como por arte de magia. Podía escucharse el vuelo de una mosca.
“Bueno, bueno, bueno”, dijo el profesor mientras tomaba asiento frente a su escritorio, de modo que tendremos excursión la próxima quincena…Si profe, aventuró a decir Carlos, esta es la noticia bomba, porque es, no solamente un paseo interesante, sino el mayor reto para un deportista. Subir el monte no es nada fácil, y tiene sus riesgos. Es un plan muy carga, un proyecto valioso y una buena experiencia ¿No le parece? Supongo que tendremos que entrenarnos de previo, interrumpió Agustín sin ser interrogado. Y agregó con vos queda, como pidiendo disculpa: perdone el atrevimiento profe, no lo dejé hablar, es que estoy emocionado. Sin responderle continuó Marín: ¿Y saben ya cual será el costo de la excursión? Porque tienen que contratar un guía, un albergue para dormir que sea un buen hospedaje, y les ofrezca alimentación y transporte dentro del Parque. Todo eso con tiempo suficiente para que encuentren lugar, porque en determinada época va mucho excursionista y no se encuentra espacio en el albergue, tienen que tomar en cuenta todo eso. Me imagino que el profesor Porras ya lo habrá tomado en cuenta, no es la primera vez que él lo planea, ya esta excursión es casi una leyenda en el colegio. Pues tiene usted razón, señor Ricardo, dijo Marín molesto, Porritas es el encargado, será bueno que se preocupe él de todo.
El Instituto Moderno de Formación Académica Total, es el colegio de moda en la ciudad. Su planta física consiste en un enorme Campus con tres módulos de modernos edificios, canchas para deporte, salones de conferencias, salas de cine, piscina olímpica, y un triángulo de tiro. Lo más granado de la sociedad y de los empresarios, tiene a sus hijos estudiando allí.
De acuerdo con la onda actual de protección a la naturaleza y al ambiente, últimamente las actividades extra curriculares del plantel se enfocan hacia allá, el tema de “Conservación de la Naturaleza” es esencial en los actuales Programas de Educación del Ministerio. El plantel cuenta con profesores excelentes, los más calificados en cada una de las materias impartidas. El profesor Marín, además de ser el catedrático encargado del departamento de Matemática y Cálculo, es también guía del grupo que ahora visita, el de los quintos años, es, además, un hombre muy severo, y respetado por los alumnos.
¿Y ya tienen idea de a lo que se enfrentarán?, porque decirlo es fácil, pero deben prepararse para que el experimento resulte bien. Bueno profe, el profesor Porras nos habló algo al respecto, nos hizo un boceto del proyecto. Se trata de salir, desde mañana hasta finales del mes, diariamente, para hacer la práctica de caminata, hacia Cartago, cerca del Cristo, para ir acostumbrándonos al frío y a las cuestas. Una vez preparados, la fecha prevista para el ascenso, es el día 20 de setiembre, en un tour de cuatro días y tres noches, que cuesta seiscientos veinticinco dólares por cabeza.
Me parece bien y no está nada caro, considerando que son ustedes estudiantes e irán bajo la responsabilidad de sus guías, pero imagino que Porras va con ustedes. ¿Es así? Si profe, desde luego, y va a llevar a Ortiz de asistente. ¡Ah bueno! Entonces todo arreglado, me parece bien.
En ese momento entra un nuevo personaje al recinto, el profesor Porras viene en busca de su libro de clase. ¿Y cómo sigue el plan de Porritas? Dijo Marín burlón. ¡Que pega es este roco! Pensó Porras, mientras manifestaba: Pues verá usted señor: El propio día de la excursión, iremos por la Carretera Interamericana, hacia el Cerro de la Muerte. Allí se nos añadirá el guía naturalista para ayudarnos a descubrir entre los árboles a los quetzales, que como usted sabrá se alojan en los huecos de los troncos y descubrir también al resto de la vida silvestre del bosque nuboso, muy instructivo y diferente.
Muy interesante, me parece un comienzo acertado, al menos irán acostumbrándose a la humedad de aquel clima, antes de emprender propiamente el ascenso. Y del bosque saldrán a medio día. Más o menos pienso yo. ¿Y adonde piensan ir para el almuerzo? Pararemos a almorzar cerca de la carretera y continuamos el trayecto hacia San Gerardo de Rivas, sitio en el que pasaremos esa noche.
¡Qué chiva profe! ¿No se le hace lo máximo? El profe no respondió.
¿Y en qué hotel piensan alojarse allí en San Gerardo? El Pelícano Lodge será nuestro hospedaje, allí pernoctaremos, y tendremos cena, desayuno y almuerzo del día siguiente, cuando nos será revisado el equipo. Y viera qué equipazo pensamos llevar ¡¡¡ Vamos a hacer historia con nuestro viaje!!!
Vieras qué tuanis maje, interrumpió Luis Romo, mi tía Felicia me prestó su cámara digital y los binóculos, para el equipo, solo me falta comprar los “cachos” y estoy “ready” para el tour. Dichoso que te fue tan fácil, en casa la cosa está fututa, no hay “chochosca”, gracias a Dios me salió un “camarón” que tal vez me ayude un poco. ¿Y de qué chamba se trata? Preguntó Gilberto, Voy a hacerle una traducción a la teacher de inglés, dijo Rubén, mamá me ayuda y con eso pienso ajustar pal viaje.
Roberto se interpuso entre los compañeros mientras el profe cejijunto, los observaba inquieto: “Mi padrino prometió regalarme cincuenta dólares por la graduación, voy a pedirle que me los adelante para poder ir,” ¡Qué guevón más chirote, qué carga ese padrino tuyo! Si, es muy chiva el hijue´pta. Y así uno a uno fue contando sus esperanzas y sus proyectos para lograr asistir al famoso paseo de los quintos años. “Dice mi mantecaque sería importante llevar una pistola de balines, o una de gas, por aquello de los asaltos en los buses.”
Me parece prudente, cualquier precaución es poca tratándose de un viaje tan importante, interrumpió Marín, que desde un largo rato esperaba retomar la palabra entre el alborotado grupo de estudiantes.
¿Y después? Después del desayuno en el albergue, preparados con el equipo en forma, iniciaremos la caminata hacia el Parque Nacional de la Eternas Aguas.
¿Y qué piensan, van a treparlo todo de un solo tirón o lo harán en partes? Vamos a tratar de hacerlo en tres partes, en tres etapas como aconsejan los que han vivido la experiencia. Tres etapas, conforme se va ascendiendo a la montaña.
El trayecto de subida toma entre seis a ocho horas para caminantes de experiencia, continuó Porritas informando. Intervino Marín de nuevo: O sea que para ustedes que son neófitos en el asunto, puede tomar un tiempo mayor a ese, tal vez unas diez horas. ¿Y luego qué? Después de pasar junto a la señal “Camino al Volcán se da inicio a la subida, por un estrecho sendero que se llama “La Cuesta de las Aguas”.
Hay juep´ta ¡Qué nombrecillo más pencón! No sea bárbaro, qué buen nombre el de ese lugar, profe ¿No le suena de lo más romántico? El profesor se rascó la cabeza, y preguntó: ¿Y de allí qué sigue? Seguiremos ascendiendo por el “Monte sin Fe” Donde se observarán tucanes, trogones, monos y otros animales del bosque nuboso, y veremos las barbas de viejo colgando de las ramas de los árboles.
“El Monte sin Fe “¡Chingo de nombre el montecito ese!! El Monte sin Fe ¿No ve qué tuanis profe? Ya va a ver todo lo que vendremos contando, de esta aventura tan chivísima... ¿Y una vez en el sitio, adonde pernoctarán?
Esa noche nos ruliamos en el Refugio del Parque Nacional de las Eternas Aguas, donde nos servirán la jama. Dicen quienes ya hicieron el paseo, que el servicio es sencillo pero bueno, en ese albergue hay dormitorios para cuatro personas, con dos camarotes cada uno, dan cobija, almohada y ropa de cama. Pero para los muy friolentos es insuficiente, es mejor ir bien aperado de la casa. Pues a mí mi mama me tiene listos unos ponchos chivísimas que trajo de Perú, cabrón, hasta el Machu Picho se puede uno subir con esos ponchos tan chivas. ¿Y a qué hora proyectan salir? Pues hay que meterse al sobre muy temprano, ya que ruliaremos poco porque salimos antes del amanecer, para iniciar la caminata hacia la cima antes de que la niebla se disperse.
¿Y llevan despertador por siaca? No sea huevón, con ese “pacheco” cualquiera necesita despertador, no ve que en esos barrios el despertador es el mismísimo sol ?
Ya a las cuatro de la madrugada están chorriando el yodo para desayunar. Me parece excelente, a esa hora temprana la naturaleza luce en todo su esplendor, y supongo que la niebla ayudará para no encandilarse al principio de la caminata. Por esa razón llevamos unos anteojos negros muy oscuros, una gorra con tapa orejas y visera, y una bufanda gruesa, medias de lana gruesa y buenos cachos.
Cuando baje la niebla y brille el sol en su apogeo, los ojos de todos estarán acostumbrados al ambiente, y será más fácil el ascenso. ¿Y cual es la elevación del lugar? El Bosque Nuboso presenta una elevación de 8.250 metros, que cubre la mitad del parque ¡Qué chuzo será el experimento! Subir aquel bosque tan cerrado, donde casi no entra el sol, y de la tierra brota un humo azul gris de vapor y de niebla. ¿Y se imaginan cual será el espectáculo durante la ruta de subida?
Un grupo de muchachos en fila india, destacando siluetas al través de la bruma, respirando aquel aire tan liviano y tan frío, entre árboles añosos y tupidos, sonidos de cascadas y arboledas, el chirriar de alimañas en las cuevas, y el canto de las aves en el viento. Lentamente en la niebla los viajeros, con sus pasos cansados y seguros, llegarán a la orilla de los ríos, cruzando por las piedras y los yurros, los numerosos lagos transparentes, ese sitio sagrado y cristalino, que indígenas llamaron, “El sitio de las aguas encantadas”.
¡Qué maravilla! de haber llegado al bosque, ¿Cuanto más habrán de caminar para alcanzar la cima? Se requiere de 1 ½ a 2 horas para ascender a la cima, eso si tienes suerte.
Posiblemente los cachos nos van a fregar las patas, por eso vamos a llevar unos buenos y suaves, de los viejos que no aprietan.
Ya en la cima me imagino que el viajero se sentirá en el cielo, dicen que los sonidos de aquel bosque nuboso por el que caminamos, simulan un concierto de música clásica, como oídos humanos jamás escucharán, porque las aves canoras del entorno entonan un himno maravilloso y espectacular.
También el color desvanecido y cálido, las luces sonrosadas de las nubes, los dorados rayos del sol naciente en el cielo azul celeste de prístina claridad y limpieza, difuminados con el blanco de la niebla, y el verde matizado de las plantas, forman un cuadro inmenso como jamás se vio. Las telas de araña entre las ramas, semejan hilos de plata con cuentas de cristal…Si profe, debe ser pura vida, un diez… El aire limpio y puro acaricia la tierra, se respira un oxígeno reparador y saludable que llena los pulmones del caminante, dejándolos llenos de fuerza y de salud. El silencio infinito de cumbres de la tierra, hace brotar los pensamientos nobles y mejores en las mentes del humano que a la cumbre subió. Ojalá para ustedes sea así, y bajen del monte con más sabiduría, como bajó Moisés.
Es toda una proeza de ilimitado alcance, porque cuando el humano insiste en ir a las alturas, Dios le premia el esfuerzo con prodigalidad. Esta experiencia noble de subir hacia el cielo, de llegar a las plantas del Dios de la Creación, hace al hombre más sabio, más fuerte y más sereno, llena su vida toda de luz y claridad
¡Hay profe, no me asuste! si lo que esperamos es armar un enorme vacilón…
¿Qué pasa después, cuando la tarde cae y deban volver?
Bajamos al “Valle de los Conejos”, llamado así por los antiguos habitantes indígenas del sitio. El valle de los “rabbits”, como dicen algunos. Caminaremos por el Cerro Terbí, y al fin iremos a Los Crestones. ¡Que pura vida llegar hasta allí! Debe de ser muy impresionante ese lugar de Los Crestones, porque la formación de ese risco es diferente de las cumbres que tenemos en este país. Los Crestones me recuerdan un poco a los montes de otros continentes más antiguos que el nuestro, montes de Asia y África, o de las Islas Griegas. ¡Qué chapa profe!
¿Y a qué hora será el regreso? Volvemos al refugio al caer de la tarde. (Nos sirven la jama) Pasaremos esa noche y al día siguiente será el regreso a Chepe. Pero habremos cambiado con el viaje, vamos a ser más sabios, más instruidos y más humildes. Esta visita a nuestra madre naturaleza en todo su esplendor, tendrá que ser una experiencia que saque a flote lo mejor de cada uno de nosotros, es cómo haberse enfrentado al mismo Dios.
¡Se inspiró el maje huevón! Pues qué bueno que estén ilusionados con el ascenso al cerro, yo espero que la experiencia sea muy saludable para todos, no solo en cuanto a lo físico, sino en lo espiritual. A veces es importante dejar el barullo de la ciudad para pensar detenidamente en lo que realmente vale la pena, dejar las pachucadas, las birras y las viejas para crecer un poco, al fin lo más interesante de la vida es lo que más nos cuesta. A la salida del cole, Joaquín y Ernesto comentaban el caso. ¿Viste cómo se puso el profe Marín con lo del paseo? Si maje, se cabreó el roco. Seguro le da envidia que vayamos a ´pasear con Porritas, ese si es un buen viejo y muy chirote, no tan serio como Marín, que no sabe ni siquiera sonreír, ese roco es más serio que un tacaco. Pues yo espero que me dejen ir mis tatas, porque a mi manteca todo le da miedo, piensa que soy un bebé. Además la cuota es alta, no se si tendrán el “billete” para pagar lo del paseo, es mejor contarles esto pronto para que vean cómo hacen, porque que voy, voy. Pues andá contándoles los planes, porque mañana comenzamos a entrenar.
¿Listos todos los excursionistas? Preparados profe, comenzaremos a caminar.
¿No vamos a subirnos al bus por lo menos hasta Tres Ríos?
Nada de eso, el asunto es caminando ya, cada uno tome su mochila, y vuelen sanco hasta alcanzar la carretera, el que se quede atrás salao! ¿Y para qué el salveque profe? ¿No ve que pesa mucho? Pues por lo mismo, para ir allá van a llevar salveque, y más lleno que ese, de modo que entrenaremos con todo, si nó, no llegarán.
Profe, profe, paremos: Nuñez se quedó atrás, se resbaló y cayó en la cuneta, una moto lo golpeó por detrás y resbaló en el barro. Calma muchachos, ustedes sigan caminando, iré a esa caseta de policía, para llamar al 113. “Una emergencia maje, busque rápido al tombo, qué guevonada, pobre Nuñez tan patas, hora si´zo un esguince! ¡Que maje más salado!
Y no ha llegado Chaves, profe, ¿Lo aguardamos? _Claro que no, en el entrenamiento es importante la puntualidad, somos un grupo grande y no podemos esperar a nadie.
Profe suena su celular ¿Quiere que se lo alcance? Si trémelo porfa.
Aló? Sí? Qué? ¡No me diga, qué vaina! lo siento, no, ya ni se venga, no nos vamos a retrasar todos, orita se pone el sol más caliente y no nos rendirá para nada la mañana, después hablamos, ¡si lo siento mucho!
¿Qué fue profe, algo de un compañero? Si, al car’e picha, de Baldioceda la asaltaron en el bus de Zapote, le robaron el celular, la cantimplora y el reloj, y además lo golpearon y está en Emergencias, en el hospital. ¿Y quienes lo asaltaron, los agarraron? Unos huevones con pasamontañas que venían en moto, lo asaltaron al bajar en la parada. ¡Pobre maje, es la pura chapa! ¿Y el tombo que putas hacía? Así es la vida majes, levanten el ánimo, todo se va a arreglar y mientras tanto, debemos entrenar a diario. Hay que endurecer canillas y músculos, hacerle frente al frío y sobre todo aprender a respirar.
Un, dos, tres, cuatro, los chicos marchan sudorosos, subiendo la empinada cuesta hacia la cumbre, van pensando en los pobres de Baldioceda y Chaves, y esperan que los dos puedan recuperarse pronto para que no se pierdan la aventura y sobre todo el vacilón.
¡Profe, profe, porfa pare, me dio un calambre profe, me está doliendo mucho, corra profe, viera que se me enroscaron las patas, tengo los dedos del pie como encogidos! Tranquilo Ruiz, no sea pendejo. Párese y brinque sobre ese pie. ¡No, si no puedo ni parame, mucho menos brincar! No sea inútil, venga, yo lo ayudo. Entre el profesor y Lucas levantan a Ruiz haciéndole una silla de manos. Ruiz trata de estirar la pierna, pero tiene miedo, aquello duele mucho. Ahora estire la pata, ya, no sea tan miedoso, al fin el muchacho trata de hacer lo que le piden, y lentamente va recuperando el uso de esa pierna, ahora siente que la tiene dormida. Tome un poco de jugo de limón con un buen poco de sal, le dice el profe, eso es un bajonazo de potasio, se va a sentir mejor. Y ustedes continúen con el entrenamiento, a como vamos no van a poder subirse ni a la cama. ¡Valientes, chicos, nada de pendejadas! ¿O es que van a desistir del viaje?
Para nada profe, claro que no, adelante a como se pueda, poco a poco el grupo se integra de nuevo y sube junto al cerro de Ochomogo, desde lo alto el Cristo de la cumbre sonríe cuando les mira, y los bendice. En casa de cada una, las madres están pensando en cómo les está yendo a los muchachos. Sobre el cerro de Ochomogo la figura señera de Jesucristo bendice a los pobladores del lugar. Entre potreros enormes de diferentes tonos, sembradíos de distintas plantas, el cielo es una pieza de seda multicolor que se refleja en el agua del yurro que manso corre, paralelo al camino.
Jadeantes y dispuestos los muchachos del quinto, van subiendo la cuesta, con su piel ardorosa de calor y de viento, el cabello empapado en sudor, y las piernas cada vez más fuertes, gracias al ejercicio prolongado de muchas horas de entrenamiento. Al filo de la tarde regresan al colegio, Marín les mira desde el aula de tercero, donde está dando clase. “Son buenos los chiquillos” piensa mientras sonríe,” la verdad es que Porritas se la jugó como un viquingo”, el viaje va a ser tuanis de verdad.
Después de casi quince días de entrenar a diario, los muchachos han fortalecido sus piernas y su estado físico en general es bueno, ya no se retrasan a la salida, no tienen ahogos ni dificultad para respirar mientras suben la montaña, todos han estado alimentándose de acuerdo con la dieta rica en fibra y vitaminas que les fue recomendada, los que debieron rebajar de peso lo lograron al fin, Porritas está contento con el grupo, y espera que todo resulte bien.
Mañana es el día, dice Carlos entusiasmado, ya tengo listo el salveque con todo lo que nos pidieron, también yo, dijo Ricardo, pero está pesadísimo porque mi mama insiste en que lleve una cobija enorme, no sé cómo pero antes de salir la voy a sacar y la escondo, solamente esa cobija pesa lo mismo que el resto de las cosas. Pues tenis razón, como dice mi mama “En camino largo hasta la jeta pesa”.
Agustín al fin logró juntar todo el dinero y está feliz, en su casa todos han colaborado y el equipo que lleva está de lo mejor, no le falta nada. Para beneficio general, todos han aportado algunas golosinas y galletas, tabletas de cereal para ingerir durante el ascenso, también agua purificada y ungüentos para frotar los músculos cansados o entumidos, insecticidas en aerosol y crema anti solar, para las quemaduras, y algunas tabletas de alkaseltzer y acetominofén, indicadas en caso de resfrío, o cualquier virus que les pueda atacar durante esos días. También llevan vendas, esparadrapo, gasa, curitas, alcohol en líquido y en gel, y tintura de yodo.
La mañana está fría y ventosa, el cielo luce prístino y tranquilo, casi transparente, sin una sola nube, escasamente iluminado por un sol que no termina de salir. En casa de los excursionistas los despertadores sonaron a las cuatro de la madrugada, y, luego de tomar un fuerte desayuno, cada uno salió de su casa con dirección al plantel del colegio.
Frente al edificio principal está detenida la camioneta que espera, el profesor Porras ya llegó, y va tachando en la lista que sostiene entre sus manos, el nombre de los jóvenes que suben al bus, a ocupar, cada uno de ellos, un sitio previamente destinado. Bajo los asientos, están abiertas las compuertas donde se guarda el equipaje. Todo se desarrolla ordenadamente. Al filo de las ocho el vehículo está lleno, se cierran las compuertas del equipaje, y las puertas del bus. La camioneta está muy bien equipada, tiene servicio y televisión, y puertas de salida de emergencia.
El chofer arranca, suena el motor, y la emoción crece. Algunos se persignan disimuladamente, todos sonríen. Al fin toman camino hacia la carretera, a esa hora temprana el tráfico es casi nulo, y el vehículo avanza a mediana velocidad.
Porritas, en el asiento delantero contiguo al del chofer , va muy concentrado leyendo en el diario las noticias del día. Algunos de los jóvenes se acurrucan y duermen de nuevo, la despertada fue demasiado temprano. Otros sencillamente observan el camino, y unos pocos conversan en voz queda.
¿Y el carro de las jañas habrá llegado? la verdad, no sé. Me imagino que sí, porque todos los grupos tenemos que encontrarnos para el almuerzo, cuando lleguemos a la zona de los Santos. ¡Qué lata que esas viejas formen parte de la excursión! Nos van a retrasar, son unas flojas.
¡ Ni qué decir! Son unos cueros y un reguero de sometidas, conmigo que no se metan porque les irá mal. ¿Y cuál profe viene con ese grupo?, pues yo creo que la niña Joaquina, la vieja aquella que da educación física y yoga, la muy presumida se cree una atleta.
Pero nosotros somos un grupo aparte, no dejaremos que ellas se nos peguen, quien sabe, a lo mejor ni suben la montaña, son unas flojas.
El bus va ascendiendo el camino elevado que lleva hacia Los Santos, enfilándose hacia el Cerro de la Muerte. Sobre la Carretera Interamericana les espera el restaurante, donde los otros aguardan para tomar todos juntos una colación, antes de seguir al bosque nuboso, allí, dentro del Cerro. Ya otros estudiantes llegaron al local, algunos permanecen sentados fuera, sobre unas piedras, aguaitando el camino. Otros hacen fila para servirse en el “self service” del local, y algunos más conversan sentados junto a las mesas.
¿Y esos? ¡Qui¨juemialma! ¿Cómo llegaron de primero los bandidos? ¡Se habrán venido de madrugada! ¡Malditos guevones! a esos arrimaos de los cuartos no sé por qué les permitieron venir.
El autobús frena y los muchachos se bajan rápidamente, casi montados sobre los otros se arremolinan a la salida para bajar primero, ya en tierra se estiran para desentumirse, y entran al local, donde buscan las mesas vacías, lejanas de las ocupadas, para sentarse solos. No desean mezclarse con los muchachos de otros grupos que vinieron también.
El profesor Porras se acerca, y en voz alta se dirige a todos los excursionistas, incluyendo a los que llegaron primero: ¡Muy buenos días, estudiantes de cuarto y quinto años del colegio! Nos complace mucho ser compañeros en esta aventura, de aquí en adelante formaremos un solo y único grupo de estudiantes para enfrentar la tarea que nos hemos impuesto, de escalar juntos el Cerro de las Eternas Aguas, ¡ A todos suerte y felicidades! Y el que esté mejor preparado y sepa conservar su fuerza y su constancia, será el campeón entre todos nosotros. Buenos días., respondieron los muchachos.
Los jóvenes comienzan a colmar sus platos con las viandas que el servicio ofrece, un buen vaso de leche o de refresco, pan con mantequilla, arroz, frijoles, papas tostadas, un buen bistec, tomate en rodajas, plátano maduro en miel y un jarro con café caliente. Todos están hambrientos. Van por la mitad de sus raciones, cuando llega el bus de las muchachas. Haciéndose los indiferentes los chiquillos no se voltean para mirarlas entrar, se quedan sumidos en los platos, ninguno quiere aparecer interesado en esas compañeras indeseables, compañía que no parece hacerles gracia alguna. La aventura debió ser únicamente para varones, murmuran entre dientes. ¡Esto debió ser cosa de hombres!
Las muchachas entraron haciendo un gran bullicio, riendo y gozando, se acercaron a la barra, se sirvieron, y se sentaron todas juntas, sin mirar siquiera a aquellos niños presumidos que apenas si las saludaron. Al cabo de una hora todos habían terminado sus raciones, y estaban listos para partir de nuevo. Fueron al lavatorio situado fuera del edificio, se lavaron los dientes y la cara, y subieron de nuevo cada uno al bus que le correspondía. Ya para entonces el hielo se había roto y algunos se habían dignado conversar con las “cueros” de los cuartos años.
El bus continuaba subiendo y subiendo siempre, algunos furgones se adelantaron en el camino, enormes furgones pesadísimos, que han dado cuenta de casi todas las carreteras del país. Aquella concesión otorgada a los traileros, indudablemente ha beneficiado a algunos malos costarricenses que hicieron un gran negocio para su bolsa, pésimo para el resto de la población.
El aire enralecido dificulta la respiración, hay frío y humedad. Embutidos en sus sweaters y sus gorros, los muchachos se defienden frío del, que comienza a apretar.
Arribaron al bosque nuboso, los carros se aparcaron en las afueras del parque, y todos se bajaron, dejando dentro del bus los equipajes.
Únicamente llevan cantimploras, chaquetas abrigadas, guantes y gorros, y lentes para la niebla, porque también hace mucho viento.
El bosque es oscuro y húmedo. Enormes árboles de copas altas, muchos arbustos de mediana estampa, la hierba crecida y alta acaricia las caras de los recién llegados. Multitud de aves entonan maravillosas melodías entre las frondas, por las ramas se adivinan las ardillas mordisqueando la fruta, lagartijas, saltamontes y arañas, mariposas y grillos, en la alfombra de hojas en el suelo, se arrastra toda clase de alimañas. Un tigrillo se esconde entre las ramas, y una danta grita en lo alto del terraplén. Se escuchan las pisadas de los chanchos de monte en la espesura.
En algunos troncos secos se adivinan los nidos de quetzales, huecos profundos que forman nidos, de cuyas bocas salen los extremos de largas plumas verde esmeralda, las colas hermosas de esas aves. Una exposición sonora y maravillosa del hábitat de la región. De las ramas de los más altos árboles que suben treinta metros, cae una larga cabellera gris de las llamadas “barbas de viejo”, hay multitud de parásitas y helechos, mano de tigre, palmas de epífitas y multitud de escarabajos de oro.
El sitio es una maravilla, un paraíso extraño, la riqueza incomparable de nuestra tierra, esta tierra millonaria en especies, en plantas y animales, tan pequeña y tan rica en belleza natural. Los líquenes se arrastran a lo largo de ramas y de piedras, hay tréboles y hongos, dormilonas y musgo. Alguno de los muchachos recoge muestras para su herbario, también recogen piedras raras, algunas con fósiles. En épocas lejanas el sitio estuvo bajo el mar. Agotado el terreno del bosque que se puede cubrir en ese corto espacio de tiempo, subencansados y animados de nuevo al bus, rumbo a San Gerardo de Dota, donde, en el albergue que se llama “El Pelícano Lodge” harán su próxima comida, y pasarán la noche. ¡Qué chuzo el albergue mi¨herma! la jama debe ser buena también.
No aguanto estos caites, me duelen las pezuñas, dice Carlos mientras se tira literalmente en el camón del cuarto y se quita los zapatos embarrialados, que pesan como anclas. Hay gran bullicio en el corredor, el discreto comedor está repleto, los chicos ríen, se quejan y conversan. ¡Qué frulo maje! Estoy titiritando del “pacheco”, por suerte al fin traje la cobija de mi manteca, y ahora la tengo encima, sin ella me habría congelado, dijo Ricardo, agradecido con su madre que insistió en que la llevara. Igual yo guevón, ni Dios quiera que no hubiera traído el poncho peruano de mi casa, estaría temblando. Y ¿Qué estarán haciendo las “rocas” del otro grupo? Ellas visten de buzo y traen muchas cobijas, las hospedaron en el otro edificio, el de enfrente, que tiene varios departamentos, cuartos grandes con muchas tijeretas y camarotes. Ni idea cabrón, seguro que irán a dormir varias juntas, a las viejas les gusta estar en molote, como gusanos. Si, allá ellas, yo creo que además son muy miedosas, y pendejas para la caminada, ya verás cómo se quedan atrás, y está bueno que les pase por metiches…
Así las cosas pasó la noche, oscura como boca de lobo, y silenciosa, en medio de la nada, sin tránsito de vehículos, sin teléfono, televisión ni radio, sin agua caliente ni frazadas eléctricas, una vida de montaña, muy sana pero dura. Antitos de las cuatro de la madrugada, se escucharon trastos en la cocina, el agua estaba hirviendo y la cocinera se preparaba para chorrear el café, negro y fuerte. Aparte amasaba la mezcla para hacer tortillas, y rallaba el queso para lo mismo. Un ollón de gallo pinto con chorizo, descansaba sobre el fuego, derramando aromas deliciosos en todo el sitio. Los muchachos se chupaban los labios esperando cada uno su porción. Las vecinas del frente, entretanto, se habían levantado también, se dieron un cortísimo baño porque el agua de la pluma estaba congelada, se vistieron rápidamente y enfundadas en gruesos buzos, se dispusieron a tomar el desayuno. Cuando llegaron al comedor, ya estaban sus compañeros sentados a la mesa, disfrutando del mismo. Buenos días dijeron las muchachas, muy buenos respondieron los jóvenes., entre dientes. Ninguno se levantó cuando ellas permanecían de pie, tampoco se dignaron arrimar la silla para que se sentaran. En eso se escuchó la voz potente de Porritas: Idiay chicos, _”Pareciera que el frío les dejó sordos, y además les borró lo caballeros, lo cortés no quita lo valiente, no les parece muchachos? Apenados, algunos se pusieron de pie. ¡Ya para qué! dijeron las muchachas sonriendo, tarde piaron.
_Déjelos profe, ¿No ve que tienen miedo? , ya veremos quienes son los miedosos, dijeron en voz baja los muchachos del quinto, sintiéndose estúpidos después de la intervención de Porras.
El desayuno estuvo delicioso, ya confortados con el café caliente y las gruesas chupas de cuero sobre sus hombros, el grupo de dispuso a partir. Al salir del comedor, escucharon un claxon, un nuevo bus ingresaba al parqueo.
Los colegiales curiosos esperaron de píe para ver quiénes eran los recién llegados. Un grupo heterogéneo de personas ajenas al colegio. Había dos adultos con pinta de científicos, uno de los cuales se presentó como geólogo, ante el profesor Porras.
Ese roco dice que se llama Ricaurte Pinto, que esta es la tercera vez que viene a subir esta montaña. Le acompaña otro roco extranjero, el señor Pinto lo convidó a venir. Vienen con ellos otras cuatro jovencitas, de regular apariencia, más o menos de edad universitaria, jóvenes de recursos modestos, entre ellas hay una más gruesita que parece ser amiga de las otras dos, un “pipisillo” al que llaman Rolo, una gringa atarantada, y otro amigo, “el seco”, un mechudo flaco que parece bulímico, con jeans rotos y botas de cuero que le quedan grandes. Parece un grupo de mafufos. A los estudiantes no les hace gracia la nueva compañía, y salen rápidamente del parqueo, para evitar a los recién llegados.
Con razón que me llegó un olor a “mota”, dijo Joaquín, a mí esos tipos no me la hacen buena. Tranquilo muchacho, dijo el profe, no hay que ser racista, este es un sitio público y todos tienen derecho a venir.
Atrás del bus que acaba de llegar, una nube de humo evidencia que, en realidad, hay mota dentro del vehículo. El profe se cabreó, pero como esos vienen en bus aparte, los dejamos atrás y nos vamos de prisa, no hay forma de evitar estos incidentes.
El camino continúa de subida, y los muchachos están entusiasmados. Alguna de las jóvenes comienza a cantar quedito, y poco a poco se le van uniendo muchas voces, el coro resultó muy bueno, y el ánimo de los excursionistas se elevó también. A cada vuelta de timón mejora, la vista espectacular, detrás de cada nube de vapor, aparece un recuadro de belleza sin fin, el cielo azul celeste, limpísimo y brillante, con la tierna caricia de un sol que apenas se adivina, dando pinceladas doradas a la aurora. El camino tiene curvas, y a cada curva la sorpresa es mayor. Ricardo se levantó de su asiento, y, atravesando el vehículo, fue a sentarse entre las damas. El chiflido general fue divertido, con aquello se terminó de romper el hielo entre los jóvenes. Otros más siguieron su ejemplo, Rubén se sentó junto a Gloriana, y Luis lo hizo junto a Monchita. Avanzada la tarde ya eran varias las parejas formadas entre el grupo, Gilberto esperó un poco, pero al rato no aguantó y se fue a sentar junto a Inés, quien sonriente le recibió de muy buen grado.
Porritas comenzó a preocuparse por el cariz que estaban tomando las cosas.
Allá a lo lejos se distingue la lúbrica montaña que luce tonos de verde a sus comienzos, amarillos y oro, y a lo lejos se ve a veces morada, a veces azul, con un monte atrás, mucho más elevado, de rocas amarillas y magenta, que sube casi al cielo, es el monte apodado “Los crestones”.
La sutil sábana de neblina transparente y limpia, producida por la garúa de la noche, se evapora, dejando ver cuadros maravillosos. En una nueva vuelta, aparece magnífico el llamado “Valle de los Conejos”, cubierto de césped y piedras, matojos de moras silvestres, trillos angostos que llevan al río.
Los excursionistas se bajan del bus y se dispersan en esa enorme pradera, calentándose un poco con los rayos del sol que ya se sienten. Algunas de las “nuevas parejitas” formadas hoy, se retiran del grupo grande y se ocultan tras de las rocas o los árboles, a conversar en paz, sin que los demás les miren y se burlen.
Porritas continúa preocupado, es más fácil manejar a un grupo homogéneo, que se lleva bien, a hacerlo con dos grupos peleando entre ellos, (sobre todo tratándose de adolescentes), pero si se van a formar parejitas, la cosa cambia.
Ahora le será mucho más difícil controlar a los jóvenes, Bastante que se lo advirtió el profesor Marín, quien estaba opuesto a que llevaran mujeres. Tanía razón el cascarrabias ese, aceptó dolido.
Al cabo de dos horas tocan el claxon del bus, para partir, todavía deberán subir a pie hasta “El Monte Sin Fe”, el cerro que destaca al lado este de este valle, y que algunos ya comienzan a subir.
¡Qué playada de hijuep´tas, cómo se nos adelantaron! Dice furioso Campos, a qué demontres horas llegaron hasta aquí? Comiencen a trolear muchachos, de nada vale quejarse, la pelea es peleando!
El espectáculo es maravilloso. En los árboles que abundan en el monte, los tucanes se posan en los troncos caídos, hay monos cariblancos y congos, que gritan como desesperados, también abundan los quetzales, aves del paraíso y garzas, el lugar es sencillamente hermoso. A todos les duelen las corvas y los pies. Algunos sufren de calambres y otros están agotados, sobre todo entre las chiquillas hay dos que ya no pueden dar paso.
A lo lejos refulge la promesa de los pequeños lagos, no en vano ésta es llamada “La Cuesta de las Aguas”, que anticipa la emoción de la tierra anunciada y bautizada así por sus primeros habitantes, nuestros indígenas originales. Allí arranca el sol multitud de arco iris, de colores profundos y definidos, sobre la majestuosa región. Es tanta la emoción de quienes lo experimentan, que el alma sensitiva se arrodilla en su interior para agradecer al creador tal maravilla.
Los muchachos fueron elevando sus voces, entrando en franca convivencia con sus compañeras femeninas, la conversación se hizo general, impidiendo a los más espirituales escuchar el himno maravilloso que, desde la selva, entonaban las aves cantoras, dispersas entre los árboles inmensos, destacados contra el perfil de la montaña.
Ya en el monte, Porritas invitó a su ayudante para que contara a los muchachos, a ver si alguno faltaba del grupo, ya llevaban seis horas de camino, y aún faltaba otro tanto.
Estaban ahora sobre los siete mil metros de altura, y faltaba de una a tres horas y media para llegar al pico. Debemos de subir todos juntos, pero profe, me faltan cuatro alumnos. A pesar de la noticia, Porritas pasó lista y dio la orden de comenzar la ascensión al Cerro, no podía permitir que se hiciera tarde y la noche les cogiera en descampado. Entre tanto el ayudante Ortiz se despeñaba por todo el derredor buscando a los cuatro estudiantes que no aparecían. Se trata de las dos parejitas recién formadas por Alonso y María, y Gonzalo y Joaquina, que juntos se alejaron del grupo, y no aparecen ni vivos ni muertos,
Ortiz está desesperado, Porritas le dijo: Nos vamos con los que están, usted quédese aquí hasta que los encuentre, y se montan con el próximo grupo que suba
¡Qué demonio de muchachos! ¡Me lleva la gran P´ta!
Caminando entre el paradisíaco vergel, los cuatro románticos se habían alejado sin sentir, iban absortos en la conversación, de la mano cada parejita, escuchando el sonido de las aves y del viento, recogiendo moras silvestres, florecillas del campo, líquenes de los árboles y cantando canciones de amor. Cada uno de los caballeros miraba a su dama cual si fuera una reina, y cada una de las chiquillas se venía sintiendo protagonista de una novela rosa. Cansados se sentaron bajo un árbol hermoso de tupida copa, se recostaron en la hierba, y se quedaron dormidos como palomos, escuchando el i´pot que uno de ellos llevaba, sumidos en sus sueños, sin sentir el peligro. Estaban rendidos de cansancio y de emociones, y abrazados en pares, el calorcito del sol de la tarde les arrulló.
Por más que Ortiz dio de gritos hacia las cuatro puntas de la tierra, los muchachos no escucharon nada, ya el sol caía y no aparecían. Ortiz dejó pasar dos buses más, pero, sin saber qué más hacer, se montó en el último coche para ir a buscar ayuda al pueblo más cercano. Entretanto Porritas encanecía de la preocupación, porque pasaba el tiempo y no aparecían ni Ortiz ni los muchachos.
La ascensión al Monte comenzó al fin, todos iban emocionados y dispuestos, ignoraban que aquellos compañeros faltaban, porque Porras no permitió que los jovencitos a su cargo se enteraran del asunto, él esperó que pronto aparecieran y que nada malo sucediera. Subieron y subieron agitados, porque llegar se hacía imprescindible, caminaban a ritmo de soldados, entusiasmados por culminar la gran proeza de escalar el volcán.
De pie al fin, ante el imponente pico elevado recortado ante el cielo, en cuya cresta hirsuta en la enorme montaña se adormecía el silencio, se sentaron los hombres sobre las rocas yertas, ciegos de luz y frío admirando a lo lejos las dos franjas verdosas de los dos mares nuestros, acariciando apenas las costas de la patria. Un océano Pacífico tono verde esmeralda, y un Atlántico oscuro pintando soledades, la tenue luz del sol pincelaba el ocaso, dorado como un lirio y fuerte como un árbol. Entre rocas agrestes y arenosas, el trayecto era duro y pesaroso, pero subieron al fin sobre la cima, de donde el mundo vieron pequeñito, y muy cerca sintieron nuestro cielo. Aproximados a los grandes crestones de las doradas sierras, el añejo crestón de la montaña, de innumerables siglos es testigo, es el observador de los sucesos, el desierto final de los olvidos. Ante el titán callaron los muchachos, la imponencia del sitio los abruma, aquel destierro azul los dejó mudos. Como del fin del mundo era el silencio, el aire era un crespón de oscuridades, callaron todos como en una iglesia, y solamente se escuchaba el viento.
Entre tanto Ortiz llegó al albergue. Relató lo sucedido y los guardas llamaron a Emergencias, los muchachos no aparecían, y ya pronto iba a oscurecer.
Llegó un carro de Cruz Roja y un equipo de Rescate, de Cartago enviaron la máquina de apagar incendios, y aquellos valerosos voluntarios tomaron sus hachas, y se dirigieron resueltamente a recorrer el parque. Precisaba salvar a aquellos jóvenes de morir de frío en esas alturas, de escapar a una fiera y de muchos otros peligros que podrían acecharlos. Estudiaron el terreno, y se dividieron en cuadrillas, con focos para alumbrarse, porque pronto caería la noche y con ella el peligro aumentaría. Por la colina se dispersó el grupo de rescatistas, gritaban fuerte, nadie contestaba. Al cabo de media hora, casi perdida la esperanza, uno de los muchachos del equipo vio algo extraño bajo un árbol, y allí encontró a los cuatro muchachos dormidos, fuertemente aferrados entre sí, solamente una de las niñas estaba despierta, pero muda del terror, al creerse perdida en la montaña, ya sin la luz del sol para alumbrarse, sin agua, sin comida y sin el abrigo de un techo en que guarecerse. Los rescatistas levantaron en vilo a las jovencitas, entumecidas de miedo y de frío, y ayudaron a los dos jovencitos también, para que se levantaran y pudieran caminar hasta el vehículo. Dado el estado de los cuatro jóvenes, los rescatistas les llevaron de regreso hasta el albergue, adonde recibieron una bebida caliente, medicinas y cobijas. Además de una fuerte reprimenda de los guías.
Quienes lograron la proeza de llegar a la cima, lentamente comenzaron el descenso, igual o más duro que la subida. Con las piernas cansadas y tensas, era muy fácil resbalar, tomar rapidez en el descenso corriendo cuesta abajo sin alcanzar parar. Los guías les explicaban cómo hacerlo de lado, con los pies muy bien puestos a cada paso, lentamente, sin recargar el peso, sin perder el ritmo de la respiración, sin sofocarse, despacio y firme la marcha, ´poco a poco, mirando bien adonde ponen el pie, porque no es tiempo de descansar, habrá que llegar al pie de la colina antes de que la noche nos envuelva.
Los dos señores que llegaron aparte, fueron de los primeros en subir, la experiencia hace de los avezados campeones. Ayudaron a los y las jóvenes durante el trayecto, aquellos chiquillos en el fondo agradecieron a Dios que esos señores les acompañaran, porque les ayudaron mucho. El pobre de Porritas no habría podido con todos.
Nada se sabía de Ortiz, ni una noticia. Porritas por dentro temblaba de miedo. ¡Qué gran responsabilidad la suya! ¿Cómo había aceptado dirigir aquella misión, llevando tantos jóvenes que son impredecibles? ¿Qué les diría a los padres? El pobre hombre estaba hecho un mar de nervios.
Al fin llegaron al sitio donde los carros esperaban, habían caminado horas y horas con mucho frío y mucho viento, tenían hambre y sed, pero sobre todo cansancio. Anhelaban llegar al albergue, tomar algo caliente, tomar un baño y acostarse a descansar, les parecía que habían caminado la vida entera.
Cuando arribaron al albergue, innumerables luces rojas relumbraban sobre el cielo oscuro. Había ambulancias, carros de la Cruz Roja, Automotores de Recate y mucha gente de pie en la entrada del albergue. Hasta en ese momento los muchachos se dieron cuenta de qué estaba sucediendo. La noticia corrió como la pólvora. ¡Desaparecidos cuatro compañeros!
Las muchachas lloraban, y los varones difícilmente se contenían para no hacer lo mismo. Todos hablaban al tiempo, ya nadie se acordó de su cansancio, ni del frío, ni del hambre. Todos comentaban el suceso de la desaparición de los muchachos. En eso estaban, cuando el administrador del albergue salió, y tomando un magnetófono les comunicó: “Todos tranquilos, ya fueron hallados los compañeros perdidos, vienen de regreso con los rescatistas, acabamos de comunicarnos con ellos y llegarán en cualquier momento”.
Porritas, al fin, pudo respirar. ¡Gracias a Dios! Se dijo, conmigo que no cuenten nunca más para llevar muchachos de excursión. Lo juro por mis hijos. La próxima vez que los lleve Marín.