viernes, 13 de abril de 2012

Vida Nueva

EN ESA VIDA NUEVA…
Seré entonces el centro de todas las miradas, de todas las sonrisas, de todos los requiebros, porque seré la reina de todas las actrices que luchan en el medio. Una mujer muy sabia, una mujer muy bella, pero bella por dentro que es lo que más nos cuesta.
Seré la confidente de todos los confesos, prudente y reservada, consolaré a los necios que no hayan aprendido a guardar un secreto.
Voy a ser la enfermera de todos los enfermos, la consejera única de los que se perdieron, la luz en la guarida de los ángeles muertos, y la única esperanza de quienes tienen sueños.
Voy a ser la maestra de los analfabetos, la directora artística de los nuevos proyectos, coseré los ropajes de los desamparados, cocinaré las viandas de quienes no comieron, y ayudaré a formar a los niños pequeños, que no tienen su madre para emprender el vuelo.
Yo quiero ser entonces vacía de mí misma, una especie de cueva a quien la necesita, una persona abierta a todas las mentiras, que lo perdona todo y que todo lo olvida.
Quisiera ser, Dios mío, una mujer completa, sin tantos egoísmos, sin tanta reticencia, sin pensar en lo mío, abierta a los de afuera.
Que no te pida siempre que cuides a mis hijos, que los hagas dichosos, prósperos y benditos. Que ellos no tengan nunca que sufrir en la vida, que jamás una pena oscurezca sus días.
En esa vida próxima rezaré por los otros, por los que no me aman, y no me necesitan, pediré mil favores por los hijos ajenos, para que ellos no sufran y sean siempre buenos.
Voy a alegrarme mucho con la suerte de otros, trataré de ser pura como Tú lo querías, olvidaré el deseo que carcome mis días esperando el milagro de comprender la vida.
He de agradecer todo y esperar lo mejor, de recibirlo todo con un gozo profundo, sabiendo que en ti duerme la salvación del mundo…
Quiero ser el consuelo de los desamparados, la madre de los pobres, la mujer comprensiva que sin pensar en ella, por otros de la vida.
Quiero ser olvidada, para ser más humilde, quiero ser transparente a los ojos de Dios, sin falsas pretensiones de orgullo y vanidad, sin juzgar a los otros, esperar el final.
Entonces en mi túnica de blanca transparencia, caminar hacia Ti, sobre mis pies descalzos, mi cabeza inclinada y la mirada pura, esperando encontrarte al final de la ruta.
Copi