sábado, 26 de marzo de 2016
sábado, 16 de mayo de 2015
CACHIRULO
CACHIRULO
Fue, sin duda alguna, el más pequeño, debilucho y tímido de los
chicos de la huelga. En el vecindario todos muestran impaciencia, es demasiado inquieto, pero hay un asomo de piedad
en la mirada de sus vecinos de toda la vida.
¡¡Pobre chico sin padre!!
Siempre cubierto por la mugre,
despeinado, con las rodillas rotas y la carita sucia, mosca impertinente que salta
entre la basura y el polvo, pateando latas vacías, destrozando los zapatos
viejos que su madre manda arreglar en
forma constante, apenas un remedo de botín.
Doña Jacinta mujer buena, e ignorante, atropellada muchas veces por la
vida, habita en el precario gracias a la
generosidad de sus vecinos, que la toleran, aunque no pueda aportar nada material al mantenimiento del lugar. Aceptan sin
embargo que sea ella quien desempeñe las más duras tareas para el bienestar de
todos: barre la calle y las aceras, limpia los caños, recoge la basura de todos
para reciclar, cocina enormes ollones de comida cuando hay feria, arregla la
iglesia los domingos, cuando viene el
padre Zamora, y los martes da a los niños clases de Catecismo.
Cachirulo asiste a la escuela del
lugar, lento para aprender, su pasión es
la bola. Cuando consigue hacerse de un balón desinflado y sucio, lo guarda como
un tesoro, le pone parches de hule para poderlo inflar, hasta hubo veces en
que, a falta de algo mejor, formó un
balón a base de chuicas viejos, y con él jugó por horas en el patio de atrás de la vecina.
Alguna vez llegó a romper un vidrio
de la iglesia, intentando rematar un gol que con enorme escándalo vocearon los
güilas de la cuadra, antes de salir en estampida, cuando vino el sacristán a ver qué había pasado.
Los muchachos mayores no aceptan a Cachirulo como coach, pero insiste tanto ese necio chiquillo, que le
enseñan a ser portero, expuesto siempre a las frecuentes golpizas brindadas por los delanteros del
equipo contrario.
Pasan
los años rápidos o lentos, según va la vida. Cachirulo creció mental y
físicamente, sigue siendo parte del
equipo del barrio, sin abandonar sus estudios, atiende a los reclamos de la
madre y consigue trabajo, jamás abandona su pasión por la bola, cultiva su sueño, sin ceder ante las dificultades.
Altos
dirigentes se fijan en él, y le incorporan a un equipo de segunda, después entra a la liga mayor, demostrando
gran dominio sobre el balón. El propietario de un famoso equipo visitante le
vio jugar, fue requerido en el extranjero,
viajó, se cultivó, creció, su nombre comenzó a sonar en el medio.
Su primera reacción ante esa
suerte, fue ayudar a su madre, le compró
una casita y le montó un negocio pequeño para que se entretenga, la buena
mujer no sabe descansar.
Hoy día “Cachirulo” está tomado de la mano de la
fama, el país entero agradecido por su buen desempeño en una justa mundial, le recibe con brazos y corazón abierto, como a un héroe. Todos le alaban y le buscan, ya no es más
aquel niño “cachirulo” disminuido, hoy
es ¡Todo un señor! Orgullo de su barrio y de su tierra.
Copi
MAMA TORTUGA Y SU VIAJE
MAMÁ
TORTUGA Y SU VIAJE
Atravesaba el océano nadando días y noches, afrontando la tormenta, y la lluvia torrencial, a su
paso iba dejando tras de sí una larga estela, y observaba satisfecha cada
salida del sol, que le anunciaba que estaba ya muy cerca de su meta, tenía que nadar seguido para conseguir llegar, antes
que fuera la fecha en que debía empollar.
Después
de temblar de frío alguna noche invernal, la tortuga está tendida sobre su
concha de hueso, la que sostiene su
peso, sobre el mar, para flotar. Cuando el sol calienta su caparazón helada, su pancita y sus aletas, se
siente reconfortada para así seguir nadando hacia el final de la ruta.
Su caparazón tan duro la defiende de las
aguas, y el sol le presta reflejos de
colores: verde y gualda, y al sentir el calorcito y descansadas sus alas,
recobrada la esperanza continúa con
valor, en su ruta, hacia la playa. Ostional, dichoso sitio, es esa playa bendita, donde ella tuvo su hogar, playa en que nació su madre, en la que ella nació, y allí nacerán sus hijitos, si así lo permite Dios.
Las
tortuguitas pequeñas se la pasaban
jugando, eran tantas que formaban entre todas un rebaño, se divertían todas
juntas en la panza de mamá, y ninguna se mareaba, eran tortugas de mar.
Unas
jugaban quedó, otras jugaban seguido, las otras se columpiaban en aquel mullido
nido que mamá les fabricó para que se acostaran, cada una se colocaba su cascarita
de huevo, suave y tibia y arrugada, que
le servía de pijama mientras siguieran viajando, se la ponían como abrigo
cuando mamá las tiraba dentro del hueco profundo que ella cavaba en la playa, y
en cuanto se deshacían de aquel saco tibiecito, tenían que salir corriendo,
disparadas como un tiro, hacia la orilla del mar, si llegaban ya estarían
casi a salvo las pequeñas, mas si algún
depredador las pescaba de camino, terminaba la existencia de su muy corto
destino.
¿Adónde
iremos? pregunta una tortuguita a otra, (que se llama Carolina y es muy
conversadora).- ¡Salimos desde hace días y mamá no para nunca!
¿No se cansa de nadar? Lo que a mí me gustaría sería subir a la playa,
calentarme entre la arena, pescar unas olominas, y una noche descansar, me
tiene aburrida el canto, tan insistente
del mar.-
-No
hables tanta tontería, le respondió la hermanita (que se llamaba Sofía): si
queremos seguir vivas mamá tiene que nadar, porque hay muchos enemigos que nos
quieren hacer daño, aquellos depredadores
que nos buscan en la playa, los humanos
roban huevos que deposita mamá, para comerlos, venderlos, para hacerlos
en coctel, también nos persiguen aves, que nos desean comer, los perros y las
gaviotas, los buchones y las zorras, todos buscan acabarnos desde antes de
nacer.
Mamá
hace este recorrido mientras nosotros crecemos, porque así se lo ha pedido su
propia naturaleza, cuando ya vamos creciendo se tiene que devolver y llegar
hasta esta playa a depositar los huevos
y que podamos nacer, nos deposita en un hueco que cava allí, nos salimos
del gran hoyo y corremos hacia el mar, la carrera es por la vida, si alguien
nos pesca, se acabó, mamá se juega la vida y nacemos vos
y yo.
Por
las noches había frío, pero brillaba la luna sobre el manto cristalino,
reflejando sobre el agua el perfil de algunas islas, de los riscos y montañas
que surgían del continente, doña tortuga observaba la ruta que iba cruzando, y
aunque a veces se cansaba, continuaba con su empeño, tenía que seguir nadando.
Era
muy imperativo llegar a tiempo a la playa, a aquella preciosa playa de donde un
día salió, cuando era pequeñita, acabada de nacer, para recorrer el mundo,
nadar hacia el norte siempre, para cumplir su destino, igual que toda su
especie.
Por
una razón extraña, que ella no comprendía, su destino era nadar, arriba y abajo
el mar, para venir a las playas cálidas con un clima tropical, y devolverse hasta el polo adonde hace un frío
glacial. Pero era de esa manera que naturaleza actúa, no se pueden discutir
estas leyes de natura.
Ahora: desandar camino manda la naturaleza,
deberá llegar muy pronto a las playas de Ostional, hacer un nido profundo y
ponerse a desovar. Dar vida a las tortuguitas que lleva escondidas dentro, que
nazcan todas juntitas en esa playa bendita donde tienen su hábitat, y cuando
vayan saliendo las tiene que encaminar, hacia el mar que es su destino, para
que puedan nadar, y recorrer el camino que su destino requiere, cuando lleguen
al final y sean ya tortugas grandes, deberán de regresar a buscar ese rincón, y
que no muera la especie, continúe su evolución.
Cuando
venían de camino llegó al mar un gran tornado, mamá tortuga asustada se
devolvió hacia la costa y se escondió en unos riscos, para no ser levantada,
estuvieron en un pelo de Que el viento las alzara, pero mamá era muy lista y
nada les sucedió. Como estaba el mar picado, mamá resolvió quedarse, mientras
se calman las olas y el viento cesa su viaje, entonces se divirtieron como
nunca lo habían hecho, conocieron a Julieta, una preciosa sirena que se
asoleaba en un risco, ella las llevó nadando hacia el fondo del abismo, visitaron
el palacio del Dios del Mar, dios Neptuno, que vestido en Seda y oro, y
llevando su tridente, les saludó muy decente.
Un
palacio extraordinario como no existió ninguno, hecho de conchas de nácar,
corales y madre perlas, rodeado de unos jardines de mil colores de anémonas, el
camino tapizado con caballitos de mar, y el portón con las estrellas que
saludan al pasar. Las luces de
terciopelo alumbran al pasadizo, son las serpientes marinas que en el mar
parecen cintas, los pececitos nadando
vinieron a saludarlas, el pez payaso de rayas, de una se fue enamorando. Y el
pez globo se hinchó tanto que al final se reventó, el calamar botó tinta y todo
se oscureció, cuando pasó la tormenta mamá tortuga llamó, todas entraron de
nuevo a la panza de mamá, y esta siguió su camino no perdió un minuto más.
Esa noche las tortugas no cesaban de cantar,
de correr y hacer diabluras, estaban tan excitadas con la visita a palacio, que
no se podían dormir a pesar de su cansancio.
Mamá las llamó muy fuerte: ¡”chiquitas, a
descansar, que el mar estuvo furioso y las podría escuchar, no sea cosa de que
se enoje y nos impida pasar!” Terminada la tormenta el mar estuvo muy calmo, lo
que le sirvió a mamá para continuar flotando, flotar un rato tranquila, sin
nadar fuerte y seguido, así podía
descansar, y hacer que su recorrido no fuera tan sofocante, era un viaje que
duraba tantos meses sin parar, que la tortuga
cansada a veces querría volar. Pero era su obligación conseguir aquella
meta, púes de ella dependía la existencia de su especie, la vida de sus hijitos
y el equilibrio del mundo, y de toda la creación.
Era una meta muy alta que amaba de corazón, la
hacía sentir orgullosa cumplir con esa misión. El señor tortugo estaba, entre
tanto en una playa, debajo de una palmera
asoleándose la panza y tomando una cerveza, alrededor pululaban las
tortugas camareras sonriéndole al pasar, y bailándole una cueca, levantándose
las faldas, e invitándole a bailar, así
mismo son las leyes de nuestro planeta azul, el varón se come el dulce y la mujer se indigesta. El
viejo pone la gota en el cáliz de mamá, por el resto de su vida es ella quien todo hará, la única responsable
de salvar su descendencia, de conservarles la vida y entregarles su existencia,
hasta el último minuto sin descanso ni clemencia.
¡Válgame Dios Ña tortuga, no eres la única en
sufrir, esto de sexos distintos, lo debíamos discutir ¡
Copi
2014
ABUELA DE CAPERUZA
ABUELA DE CAPERUZA
En el bosque de Lindora, entre malinches y robles
Una casita de adobes, humilde, pobre y callada
Hoy se mira abandonada, sin aire ni luz, ni flores.
Es la casa de la abuela de aquella Caperucita
Que se fue a jugar al puente, recogiendo margaritas
Cuando mamá la mandó a cuidar a la abuelita.
¡No te quedes en el
bosque, porque hay mucho peligro!
Hay animales muy malos que se ensañarán contigo.
Ve directo adonde abuela ¡No te pongas a jugar!
Que se puede hacer muy
tarde, y no sabrás regresar.
La imprudente muchachita de cuerpo jacarandoso
Con sus rizos de oro puro y sus ojos de garrobo,
Exhibía su hermosura ante los ojos del lobo
Provocando sin conciencia al desdichado animal,
Que mirándola gordita la eligió para almorzar.
La pobre y anciana abuela, por defender a su nieta
Casi queda destrozada en las fauces de la bestia
Que hambrienta y desesperada, pudo terminar con ella.
El lobo perdió su
garra, su gallardía y su pasión
Cayó en fuerte
depresión y terminó derrotado
Por el viejo cazador que
disparó su escopeta
Le fracturó una
rodilla, y abolló su bicicleta.
El pobre lobo vencido, triste, afligido y anciano
Tomó un nuevo el
camino, se tornó vegetariano.
LA ARDILLA
LA
ARDILLA
Carbones encendidos, los vivaces ojitos encienden el
entorno, la pequeña figura
Con especial cadencia, al son de
los acordes del himno de la selva, interpreta encantada
Su danza formidable de brincos y
piruetas, entre las altas ramas, los troncos y la yerba.
La pluma de su cola de tonos
encendidos, abanica con garbo entre
ramas y nidos.
El botón palpitante de su nariz
rosácea, emocionado tiembla a su ritmo y
compás.
Lanzándose sin miedo a columpiar su cuerpo, emerge entre los árboles como si fuese el agua
Que salta en las cascadas,
fluyendo como espuma, brillando como plata, cascabel delicioso
Ella reta y encanta, coqueta y
desenvuelta, ágil, feliz, liviana, Dueña del universo, Señora de la danza.
Las aves tempraneras entonaron en lo alto, su
canto de esperanza, su canto de ilusión,
Himno vivificante de vida y alegría,
entre las hojas, estrellas, de la acacia.
El destello de rayos penetrantes del sol, forman un gran
collage sobre el suelo del bosque,
Pinceles celestiales, que sobre yerba verde, vaciaron su
paleta de brillos y color.
Crepúsculo sagrado al borde de la
noche, sin ocultarse el brillo de aquel atardecer,
Las estrellas lejanas se recortan
pintadas sobre el velo celeste del enorme telón,
Y los árboles altos como faros
erguidos, levantan orgullosos sus ramas hacia Dios …
Ya la pequeña ardilla se recogió
en su nido, y mi alma reposa en su meditación.
Huntsville, Alabama
UN CUENTO PARA PALOMA
UN CUENTO PARA PALOMA
Despertó de
repente, sorprendida, arrullada por el
susurro del viento y entibiada por los rayos del sol, Paloma, miró alrededor, y no pudo
reconocer aquel lugar paradisíaco que la rodeaba.
Sobre el nido tibio colocado en la rama más alta del abedul de hojas lanceoladas, azules como el mar, las nubes transitaban en el
cielo invernal, como enormes
dibujos trazados con una tiza blanca
sobre la celeste cúpula del paraíso.
Enderezó su
figura delicada y flexible como las ramas del árbol que la cubría y miró a lo lejos, solazando su vista en las maravillosas cimas de montañas
nevadas que, rodeadas de una bruma rosa, vaciaban tenues tonos sobre el
grisáceo fondo, con destellos de magenta
y de carmín.
Una lenta
sinfonía de místico fulgor alegraba con tonos poderosos el ambiente
pastoral del entorno, trinos de aves
canoras, silbidos del viento, triscar del agua sobre piedras blancas,
campánulas doradas bajo el zumbido tenue de la abeja, arrastrarse de hojas
sobre el césped mojado, el croar de las ranas y el sollozo del lejano acantilado. Sus ojos deslumbrados parpadearon ansiosos,
ávidos de color. Derramados
sobre los hombros rosa carmesí, los cabellos dorados como el sol, volaron con el viento, derramando un aroma de candor y dulzura,
mientras la niña estiraba su perfecta
figura de sirena, abría sus brazos como
un saludo a la naturaleza, desperezando
su postura de reposo, y surgió de
aquel nido como una aparición.
Todo el bosque
calló, con un silencio de admiración y gozo, ante la vista de aquella real visión.
Perfecta y dulce
como la mañana, delicada y gentil como una mariposa, Paloma buscó entonces un
sitio más perfecto que aquel que había encontrado sin buscarlo, un sitio con
amor y con dulzura, un refugio de paz y de contento, y viajando fugaz sobre las
nubes encontró el sitio ideal, el más perfecto, el que le daría vida, formación, calor, abrigo, y seguridad, y se ocultó despacio y sin barullo, en el más
tibio nido de la tierra, la pancita redonda de mamá.
Yaya-
Descubro Buenos Aires
DESCUBRO BUENOS AIRES-.
Con el asombro
de Alicia al cruzar el espejo, descubrí sorprendida
la ciudad de las mil maravillas, desperté repentinamente en el soñado Buenos Aires de mi
niñez, sus amplias avenidas, sus plazas bordeadas por añosos árboles inmensos,
sauces y álamos , jacarandas aun en
flor. Un otoño espectacular pinta el cielo de rosa bermellón, y el dorado fulgor incandescente del sol
resplandece sin ningún pudor sobre esta ciudad puerto, sus amplísimos parques y
paseos, sus lagos y sus ríos eminentes, que se unen con el mar, un aletear de
luz y de alegría colma mi corazón. ¡Mi Buenos Aires querido! Entono con Gardel,
veo sus cabellos lustrosos de gomina, su sombrero ladeado y su sonrisa. Pienso en el morocho del viejo almacén y en
la bacana.
¡Gracias
Virginia, gracias Roxy, que volvieron mi sueño realidad!
La elegancia
europea en su estructura clásica, la
raza extraordinaria original de Italia y Francia, España y algún nórdico, me
hicieron recordar, respetando naturales diferencias de época y poder, a mi muy
bien amada ciudad de San José de Costa Rica, donde nací y me crié.
Población de gente
culta y amable, preparada, respetuosa y respetable, gentil y receptiva,
guardando sus distancias, bien vestida, discreta, sin asomo de vulgaridad, la
mayoría piel de magnolia, de fina porcelana, ojos azules, cabellos claros, (ausentes
de mi entorno durante muchos años),
gente linda que no volví a ver, y
pienso que también alguna vez tuvimos eso en mi pequeña San José, antes de la
constante inmigración de vecinos y ajenos.
Ciudad de
limpieza extraordinaria, césped impecable en cada predio, no vi nunca un
matorral abandonado, ni un papel arrugado sobre el caño, ni un fósforo mal
puesto, al menos en el espacio en el que me moví.
Igual impresión recibí en el hermoso Uruguay y
su capital Montevideo, y en el
extraordinario centro turístico de Punta del Este. Impecable, refulgente y claro, las aguas ya
mezcladas del Rio de La Plata y el Océano, grandiosidad extrema, un sueño
realizado, una visita al paraíso. Lo que me hizo recordar, cuando mi abuela
decía que algunas circunstancias gratas crean” falsas necesidades” en el
corazón, a mi me lo causaron.
Y hablamos de
los Barrios: Barraca. La Boca, Bohemia, Belgrano, Palermo, Saavedra y Lilia-
Vivo en un
precioso condominio en el Barrio Belgrano, sus calles anchas y seguras
cubiertas de un follaje singular, cúpulas de ramas encontradas, cada calle
recrea una catedral. Inconmensurable cantidad de edificios de condominios,
acumulando una inmensa población de millones de almas que recorren tranquilos y
con paz las espléndidas calles, las aceras algo rotas, pobladas de pequeños
cafés al aire libre, todos vamos a pie, hay de todo en cada barrio, un sector
grande de esa población que transita para arriba y para abajo la graciosa
comunidad, va, como yo voy, con su bastón. Seres independientes, sin temor a
nada, mi amiga argentina de 94 años, va sola a todos sus mandados, ocupa el
subterráneo, el ómnibus o lo que se le ocurra, viene llegando de un periplo por
la China y Dubái, su sonrisa y su
ilusión por la vida son los de una jovencita.
Están cerca el parque, la Iglesia, los
comercios, las farmacias, tiendas de manualidades en cada cuadra,
especialidades para coser, aquí todavía la gente cose y teje, borda y crea,
cada negocio diseña y fabrica su ropa elegante, distinta, especial, moda
argentina que no es adocenada ni de partida, han tenido la suerte de no caer en
la mediocridad de gringolandia.
Lo
norteamericano es detestable, sobre todo después del asunto de las Islas
Malvinas, cuando el hermano mayor del Continente dio su apoyo a Inglaterra en
contra del país hermano.
La cultura
destella como un faro desde cada rincón, exposiciones de artes plásticas,
musicales, conciertos gratuitos, ópera, teatro, drama comedia, jazz, flamenco,
tango, ballet.
Llegó la Feria
del Libro, por el vasto edificio desfila una población compleja de todas las
edades, Autores consagrados y noveles, presentación de libros, conferencias,
charlas, seminarios, disertaciones,
poetas nuevos y antiguos, libros para niños, periódicos, revistas,
semanarios- Representación de la Literatura Mundial a todo nivel. Ansiaría ser joven, sumergirme total en esta maravilla.
La televisión,
que al comienzo me pareció “atrasada” en
el aspecto electrónico, es muy superior a lo nuestro en cuanto a programa,
seriedad y clase, de los comentaristas e
integrantes de sus programas. Maravillosa e interesante, no miran los programas
de CNN sino noticias Mundiales importantes y verídicas. Mis escasos
conocimientos acerca del mundo y su comedia dieron UN GIRO
en U con respecto a lo que antes pensaba. El argentino está bien
informado, y quienes se dedican a la comunicación se han preparado bien, no son
vasallos del Imperio, en que nadamos a ciegas los centroamericanos.
Su interés es el mundo, no gira alrededor del
hermano mayor. Critican al gobierno pero reconocen sus aciertos, admiran sin
disimulo a los gobiernos socialistas de su vecindad.
Es un deleite leer la prensa, saben lo que
escriben y conocen la lengua y la literatura. Se habla un excelente castellano,
sin concesiones a la “boludez” de algunos, lo importante es que no son
vulgares, y deduzco que tampoco lo es la población, al contrario de lo que
a los ticos sucedió.
Interesa sobre
todo el asunto social, el estudio es primordial, la especialización, la
maestría, el conocimiento. La gente joven como sucede hoy en todo el mundo, se
liberó, cumplidos la mayoría de edad y concluido el estudio, cada quien hace
con su vida más o menos lo que le place. Vive su vida.
En el capítulo
de noticias rojas, casi nada pasa. Escuché por casi una semana reciclar la
noticia de un taxista que supuestamente violó a una joven pasajera, y por la
cantidad de personas en la calle caminando de madrugada, no escuché que hubiese
asaltos ni robos ni secuestros, están en otra cosa.
Rescaté el
pensamiento que me sugiera hace tiempos, de que el suramericano varón muy a menudo permanece soltero, sin ser
necesariamente gay se dedica a cuidar de sus padres ancianos y atenderlos, cosa
imposible de pensar entre los míos. Es oficioso, excelente amigo, participa en labores caseras, me recordó mucho
la época de mi niñez en que los señores se mantenían : ” en fachas” entre casa, iban al mercado y traían piñas y frutas
para el hogar a la hora del almuerzo , se vestían y arreglaban para salir.
La mujer
argentina, es al igual que en otros sitios de la tierra, el verdadero sexo
fuerte. Estudiosa, inteligente, capaz y
trabajadora, en muchos casos sostiene a la familia, paga estudios, compra
propiedades, se mueve y surge. Desde
luego hay muchos varones que surgen y triunfan, pero son los menos. El macho
latinoamericano sueña mucho, es atractivo, inteligente, cultivado, amante de lo
bello, muy consentido y acostumbrado a que se le sirva, pero no muy amante del esfuerzo
ni el stress. Algunas mujeres no
soportan la idea de vivir solas, y reinciden en la boda o el convivio, es un
resabio del antiguo machismo latinoamericano, ¡Un mal menor que debemos asumir!
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