EN ESTOS DÍAS
Días de angustia y temor, de
inseguridad respecto a lo que se piensa y lo que se planea hacer, nadie está
muy seguro de la forma en que se irán a desarrollar los acontecimientos, ni
cuál sería el mejor camino a tomar, es imperativo librar a la patria de un futuro que se muestra
aterrador, similar al presente que viven
varios países del área.
Países amigos cuyos habitantes, cansados
de piñatas gubernamentales, malos gobiernos, corruptos y sin conciencia,
decidieron aceptar como ciertas, las promesas engañosas de políticos “nuevos”,
lobos con piel de oveja, cuyos planes de cambio y de renovación, siguiendo
viejas teorías, convencen con su discurso fácil a los más ignorantes, los más pobres y los más
ingenuos, que juntos podrían ser mayoría.
Entretanto los políticos de
turno, los protagonistas eternos, envueltos en dimes y diretes, se acusan mutuamente de sus frecuentes errores y
vivezas, sin ofrecer argumentos de peso, planes de gobierno que solucionen
situaciones, ni fórmulas que ayuden a saltar estos baches cada día más
profundos que llevan a la patria hacia el despeñadero, no solamente económico,
sobre todo moral y ético.
Pobrecita la Costa Rica del Pura
Vida y carcajada fácil, que brota chusca a cada paso entre la hojarasca de la
propaganda, más ignorante, más pobre, menos desarrollada, y menos bella,
atrasada, rezagada, engañada y vendida por sus hijos, que por indiferencia y
comodidad, nada hicimos por detener a tiempo a los secuaces.
¿Continuaremos esperando
eternamente a que se “aclaren los
nublados del día”? ¿Saldrá de la nada
el héroe
que necesitamos? ¿Vamos a seguir votando por inercia, sin meditar el
voto? ¿Quién será el señor, el candidato honorable, recto, trabajador y
responsable que elegiremos?
Solo Dios puede hacer el milagro de salvarnos,
oremos porque en Su infinita bondad, ese Padre bueno escuche el clamor de las
abuelas que no querríamos heredar este caos económico y moral, de la que fue
alguna vez “Patria Bendita y Orgullosa”, a nuestros nietos y bisnietos, unos
pequeños y otros por nacer.
Una abuela decepcionada,
ciudadana de la tercera edad.
María Teresa Salazar Castro
Cedula 102070746
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