ABUELA DE CAPERUZA
En el bosque de Lindora, entre malinches y robles
Una casita de adobes, humilde, pobre y callada
Hoy se mira abandonada, sin aire ni luz, ni flores.
Es la casa de la abuela de aquella Caperucita
Que se fue a jugar al puente, recogiendo margaritas
Cuando mamá la mandó a cuidar a la abuelita.
¡No te quedes en el
bosque, porque hay mucho peligro!
Hay animales muy malos que se ensañarán contigo.
Ve directo adonde abuela ¡No te pongas a jugar!
Que se puede hacer muy
tarde, y no sabrás regresar.
La imprudente muchachita de cuerpo jacarandoso
Con sus rizos de oro puro y sus ojos de garrobo,
Exhibía su hermosura ante los ojos del lobo
Provocando sin conciencia al desdichado animal,
Que mirándola gordita la eligió para almorzar.
La pobre y anciana abuela, por defender a su nieta
Casi queda destrozada en las fauces de la bestia
Que hambrienta y desesperada, pudo terminar con ella.
El lobo perdió su
garra, su gallardía y su pasión
Cayó en fuerte
depresión y terminó derrotado
Por el viejo cazador que
disparó su escopeta
Le fracturó una
rodilla, y abolló su bicicleta.
El pobre lobo vencido, triste, afligido y anciano
Tomó un nuevo el
camino, se tornó vegetariano.
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